jueves, 23 de abril de 2009

Metáfora de nuestro tiempo

Ahmadineyad visita Auschwitz

Ahmadineyad visita Auschwitz

Por Gabriel Albiac

GINEBRA, anteayer. Sin sorpresa. El antisemitismo del «aliado civilizatorio» de Rodríguez Zapatero tiene la ventaja de no ocultarse. Ahmadineyad tendrá pronto armamento nuclear. Nadie podrá decir que no lo supo a tiempo. Pero en Ginebra se hizo escena anteayer una vergüenza adicional. La «Conferencia contra el Racismo» es otro de los habituales fraudes de la ONU. Financiada por los países democráticos, tal Conferencia no tiene otra función que la de exaltar a las dictaduras. Y llamar a la destrucción de los estúpidos infieles que pagan sus dispendios. La mayor concentración de dictadores por centímetro cuadrado del planeta se hace pagar por aquellos a cuyo degüello llama. Metáfora de nuestro mundo. Pero hay algo aún más desasosegante que la cobardía europea: la interiorización del veto islamista a contar la verdad.

Daré un ejemplo. Sólo. Ayer, en la casi totalidad de las agencias y medios de prensa, el pasaje crucial del discurso de Ahmadineyad era éste:
—«Después de la IIª Guerra Mundial, recurrieron a la agresión militar para convertir en desposeídos a una nación entera con el pretexto del sufrimiento de los judíos... Y enviaron a emigrantes desde Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo para establecer un Gobierno totalmente racista en la Palestina ocupada. Y, de hecho, en compensación por las espantosas consecuencias del racismo en Europa, ayudaron a otorgar poder al régimen más cruel, represivo y racista en Palestina».
Fue lo que pronunció en persa Ahmadineyad. Hay un vacío, sin embargo. Éste es el texto completo de su discurso que Irán distribuyó en inglés a los participantes. Marco entre corchetes lo ausente:
—«Después de la IIª Guerra Mundial, recurrieron a la agresión militar para convertir en desposeídos a una nación entera con el pretexto del sufrimiento de los judíos [y de la cuestión ambigua y dudosa del Holocausto]… Y enviaron a emigrantes desde Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo para establecer un Gobierno totalmente racista en la Palestina ocupada. Y, de hecho, en compensación por las espantosas consecuencias del racismo en Europa, ayudaron a otorgar poder al régimen más cruel, represivo y racista en Palestina».

La versión «respetable», repetida por la prensa europea, muestra a un Ahmadineyad bárbaro. Normalmente bárbaro. Tanto cuanto deba serlo el dirigente de una teocracia islamista. En cuya lógica, desde luego, un régimen democrático como el israelí —pero también el de cualquiera de los países europeos que financiaron el derroche ginebrino— debe aparecer como el «régimen más cruel, represivo y racista».
El pasaje «censurado» —pero es quizá más una «autocensura» de la cursi conciencia europea que otra cosa—, el que se encuentra en el texto oficial pero del cual apenas nadie ha soltado prenda, es, sencillamente, un delito. Tipificado en buena parte de las legislaciones europeas. Y que, de ser éste un mundo moralmente presentable —ya sé que no lo es—, hubiera debido dar con los huesos del dictador iraní en la comisaría más cercana. Llamar «cuestión ambigua y dudosa» al Holocausto —en rigor verbal, a la Shoà, al exterminio de seis millones de judíos en el marco del programa hitleriano de hacer desaparecer de la faz de la tierra a una población entera, juzgada y condenada como «inhumana»— es cruzar la raya de lo inviolable. Y lo inviolable no tiene, en el límite, nada que ver con Israel, sino con la decisión moral de que nunca más a nadie le sea permitido dictar quién forma parte y quién no de la especie humana.

Y no hay aliado de un delincuente así que no quede, a su vez, envilecido. En lo esencial. Para siempre.

El mayor enemigo de Israel no es Irán. A irán se le puede bombardear hasta reducirlo a escombros y devolverlo a la edad de piedra. El mayor enemigo de Israel está en el corazón mismo de la civilización occidental, en una Eurabia acabada, rendida a su propia autodestrucción y que nunca abandonó su más rancio antisemitismo. Y los USA no se diferencian mucho. El "numerito" de Durban II lo deja bien claro:


Durban II y la Shoá, una infeliz coincidencia de la historia
Por Ruben Kaplan

Mientras miles de jóvenes y adultos procedentes de diversos países del mundo, como lo vienen haciendo desde 1988, marchan por las calles de Varsovia, Cracovia y Lublin recorriendo los campos de concentración de Auschwitz, Birkenau, Treblinka y Maidanek en conmemoración del Iom Hashoá Vehagburá (Día del Holocausto y el heroísmo), y en Israel se honra la memoria de aquellos seis millones de judíos que fueron masacrados por los nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial, en Ginebra, Suiza, se celebra la Conferencia contra el Racismo y la Xenofobia Durban II, evento cuyo verdadero propósito es demonizar a Israel, propagar la judeofobia, aventar toda crítica al Islam y atacar a Occidente.

Suiza, el país anfitrión de la oprobiosa cumbre Durban II, es conocido por su declamada prescindencia y neutralidad. Amparándose en esos antecedentes, su presidente Hanz Rudolf Herz, quien también detenta el cargo de ministro de Finanzas, recibió el domingo previo a la cumbre, en un acto repudiable, al presidente de la República Islámica de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, el pertinaz y cínico negador del Holocausto, que en reiteradas oportunidades amenazó con borrar a Israel del mapa.

El cuasi agasajo dispensado al desvariado Ahmadinejad por parte del presidente suizo Herz, mereció la reprobación de Israel que a través del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Ygal Palmor, definió al persa como “el representante de un régimen que viola los derechos humanos, que asesina y persigue a los opositores y a los grupos minoritarios y exporta el odio y el terrorismo en todo el Medio Oriente. “Dignificar este régimen con un apretón de manos, sólo refuerza la posición del ayatolá y envía un mensaje equivocado a todos aquellos que en el Medio Oriente y en el resto del mundo, arriesgan sus vidas defendiendo la causa de los derechos humanos”.

En su patética defensa, Hans Rudolf Herz, en una entrevista radial justificó la reunión con su colega Mahmoud Ahmadinejad diciendo que la crítica no era justificada. “Suiza es un país neutral y no forma parte de ninguna alianza”, añadiendo que es parte de la tradición de su país ofrecer sus servicios de mediación.

El rol que le cupo al país helvético durante la Segunda Guerra Mundial, originó muchas controversias. Concretamente, Suiza ha sido acusada de haber rechazado miles de refugiados judíos, entregándolos en ocasiones a las autoridades alemanas, condenándolos de esa manera a una muerte segura, de comprar el oro perteneciente a judíos, que fuera robado por los nazis, y rechazar posteriormente la entrega de activos depositados en sus bancos, supuestamente a buen recaudo, por inversores que murieron en la guerra. Asimismo, ha sido inculpada de haber prolongado la guerra, suministrando material bélico al Tercer Reich.

No obstante que el ex presidente suizo Kaspar Williger en 1995 se disculpó por la conducta de su país con los judíos, el actual mandatario Herz, con su abrazo de recepción el domingo pasado al desvariado Ahmadinejad, consecuente con su oscuro pasado, protege entre otros intereses, el convenio del consorcio suizo-iraní Erdgas- Elektrizitätsgesellschaft Laufenburg (EGL) y la National Iranian Gas Export Company (Nigec) quienes sellaron su unión con un contrato por 30.000 millones de dólares firmado en Teherán.

Tal como se preveía, el lunes 20 de abril, la Conferencia de Naciones Unidas contra el Racismo Durban II, que se desarrolla con la ausencia de Israel, Canadá, USA, Alemania, Italia, Australia, Nueva Zelanda, Los Países Bajos y Polonia, que se negaron a participar, reveló claramente su real naturaleza.

Apenas comenzó su virulento discurso en la conferencia que sucede a la cumbre de Durban de 2001, el inicuo Ahmadinejad, empezó a hablar de “gobierno racista” y “racismo barbárico”, en referencia a Israel.

"Después de la Segunda Guerra Mundial ellos recurrieron a las agresiones militares para hacer que toda una nación quedara sin hogar bajo el pretexto del sufrimiento judío". “Y ellos enviaron inmigrantes desde Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo para establecer un gobierno totalmente racista en la ocupada Palestina".

Los exabruptos de Ahmadinejad, que fue interrumpido y abucheado por unos manifestantes con pelucas de payasos, que le gritaban racista, suscitaron la inmediata retirada del recinto, de 23 delegados que dejaron sus asientos cuando el presidente iraní , insistía en acusar a Israel de ejercer un "régimen racista cruel y represivo" contra los palestinos. "Hay que hacer esfuerzos para poner fin a los abusos de los sionistas y de sus partidarios.”

Las críticas a la perorata inflamada de odio fueron instantáneas.

Washington condenó el discurso de Ahmadinejad como "vil y cargado de odio", mientras que el Vaticano (que no abandonó la sala) lo calificó de "extremista e inaceptable".

Navi Pillay, la Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU, quien había criticado a los Estados Unidos por su negativa a participar de la Cumbre, dijo que el discurso era "desagradable" y "detestable".

"Estuve impactada y profundamente triste por todo lo que él dijo", expresó Pillay a periodistas. "No creo, sin embargo, que su conducta sea ninguna justificación para que ningún otro miembro de Estado se saliera de la conferencia." El desenlace deja a la Alto Comisionado, sin sustento para la queja.

"Tan atroces comentarios antisemitas no deberían tener lugar en un foro anti racismo de la ONU", dijo el embajador británico Peter Gooderham, cuyo país decidió no enviar un ministro a Ginebra, pero convalidó con su presencia al igual que Francia la Cumbre de la ignominia.

El Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, deploró el discurso que llevó a decenas de delegados a dejar sus asientos, otro contratiempo que se sumó al boicot a la conferencia liderado por Estados Unidos y seguido por otros países. "Lamento la utilización de esta plataforma por parte del presidente iraní para acusar, dividir e incluso provocar", aseveró. Agregando en una conferencia de prensa al final del día: "Esta fue una experiencia muy incómoda para mi como Secretario General".

"Yo no había visto, ni experimentado, este tipo de procedimiento tan perjudicial de la asamblea, de la conferencia, por parte de ningún miembro de Estado. Esta fue una situación totalmente inaceptable", agregó.

Parece olvidar Ban Ki- Moon que Ahmadinejad fue agasajado el 25 de setiembre de 2008 en el Grand Hyatt Hotel de Nueva York por el cura católico Miguel D’Escoto Brockmann el Presidente de la Asamblea General de Las Naciones Unidas, quien abrazo mediante, lo distinguió como invitado de honor, antes que pronunciase un discurso en esa sede, análogo al de hoy.

Aunque la mayoría volvió al recinto cuando Ahmadinejad terminó de hablar, la República Checa dijo que su delegación no seguiría participando en la conferencia.

El discurso de Ahmadinejad fue televisado en directo en Irán. La transmisión se interrumpió abruptamente cuando se retiraron los delegados europeos en señal de protesta; por supuesto, se reanudó al final del mismo, cuando algunos países árabes y tercermundistas aplaudieron tibiamente.

El día martes 21 de abril, en Israel, con el corazón contrito, se recuerda a las víctimas de la Shoá, el mayor crimen cometido en la historia de la Humanidad. Por una irónica coincidencia, en Durban II, al presidente de Irán, Ahmoud Ahmadinejad, quien niega ese irrefutable hecho histórico y amenaza con otro genocidio se le permite disertar en un ámbito auspiciado por las Naciones Unidas.

Con inocultable dolor, el presidente israelí, Shimon Peres sentenció: “El nazismo ha sido vencido, pero el antisemitismo aún respira."

Fuente y distribucion: www.porisrael.org

1 comentario:

noralicia dijo...

PERDON PACO NO TE PUSE EN LA LISTA PERO DESDE YA TE DIGO TIENES UN PREMIO EN MI BLOG PASA A BUSCARLO
UN SALUDO.NORALICIA