Casus Beli: Israel atacará a Irán
Quizás, el término correcto sería “Jut At Bellum”, la justificación de un país para salir a una guerra. Un país, como Israel, puede declarar que un evento determinado es considerado por ella como una razón suficiente para salir a una guerra. Antes o después de que ocurra dicho suceso. Sin embargo, puede tratarse de una medida “no declarada” descifrable de acuerdo a la conducta y a la respuesta de este país. “Si un país enemigo accede a poder nuclear con fines militares” demuestra seguir representando un Casus Beli para Israel y Teherán se sigue burlando de las indecisiones de las potencias de occidente entonces; en caso de que Israel sintiese que existe una alternativa militar; no debería ser una sorpresa que en cuestión de tiempo (¿?) presenciemos un ataque militar israelí contra Irán.
Casus Mauricius era un soldado griego de la guardia de Julio César. Casus era famoso por un proceder por demás particular: solía vomitar sobre los cuerpos de aquellos a los que había vencido en el campo de batalla. A poco de producirse el gran combate por Sicilia, se enteró Julio Cesar que combatiría junto a Casus Mauricius a lo que respondió “yo no combato con el soldado Casus que escupe el contenido de su estomago” (Musius Bilusius Casus Beli) o en otras palabras… “hasta aquí llegamos”.
El término Casus Beli comenzó a utilizarse en el siglo primero a.e.c. por el emperador Julio Cesar como forma de justificar el comienzo de una guerra. Un “Casus Beli” moderno suele declararse de antemano y forma parte de la estrategia de un estado. Tras un suceso, las autoridades de un país pueden declarar que una acción determinada es considerada una ofensa que justifica iniciar una guerra. Así sucedió tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono de Francisco José, y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip. Este evento fue el detonante de la Primer Guerra Mundial. La famosa “guerra del fútbol” entre Honduras y el Salvador (1969) comenzó con un detonante surrealista (El Salvador 3 Honduras 0 en un partido clasificatorio para el mundial México 1970) y dio el puntapié a una batalla de 100 horas.
Tras el secuestro de Guilad Shalit; a manos del Hamás; y de Ehud Goldwasser y Eldad Reguev; por parte de Jizballah; en el ano 2006, el Primer Ministro israelí Ehud Olmert declaró que un estado a veces debe tomar decisiones difíciles por lo que comenzaba lo que terminó siendo la Segunda Guerra del Líbano. El “Casus Beli” declarativo se refleja en las palabras de Olmert. Tras su discurso, existen razones geopolíticas mucho más profundas que explican dicho acontecimiento bélico.
Para Israel, el secuestro de un soldado de Tzahal no es “Casus Beli”. No lo desde el punto de vista declarativo, tácito ni mucho menos formal. Declarar algo así seria lo mismo a trazar una línea muy fina y a la vez estricta que sería difícil de mantener y por lo tanto que dañaría la credibilidad de la estrategia del país.
Israel ha tenido, en la época de las guerras convencionales tradicionales (estado contra estado) sus “Casus Beli”. Israel ha declarado desde su creación que el sitio marítimo contra su país provocaría una guerra. En especial cuando dicho sitio se produce sobre el puerto de Eilat. En la Guerra de 1956 (Operación Kadesh) y en la Guerra de 1967 (Seis Días) el líder egipcio Gamal Abder Nasser cerró el pasó hacia Israel en el estrecho de Tirán. Israel declaró dicha provocación como “Casus Beli”.
Otro “Casus Beli” se refiere a la entrada de tropas y equipos bélicos frente a la frontera israelí. Antes de la Guerra de los Seis Días solía considerarse la entrada de tropas extranjeras (especialmente irakíes) en territorio jordano de Judea y Samaria (Cisjordania) como una justificación para comenzar una guerra. Antes de comenzar dicha contienda, los egipcios movilizaron importantes tropas y tanques frente a la frontera israelí. En los acuerdos posteriores a las guerras se establece qué tipo de armas y las cantidades que pueden introducirse en un terreno para no despertar sospechas, amenazas y violar un “Casus Belí” en el otro país.
Tras la Guerra de Iom Kipur (1973), ciertas autoridades israelíes consideraron que incluso el cierre del paso de barcos hacia Israel o desde este país por el estrecho de Bab El Mandeb (Yemen frente a Djibuti) podría ser considerado “Casus Beli”.
Cuando se trata de un enfrentamiento contra un “grupo terrorista” (Hamás o Jizballah como ejemplo), establecer y reconocer un “Casus Beli” no es simple. Hace pocas semanas, la prensa internacional descubrió que Israel atacó un transporte iraní que se dirigía a Gaza por Sudán ya que, según se informó, los iraníes le enviaban al Hamás misiles Fajher 3, cohetes con capacidad de llegar desde Gaza a Tel-Aviv. Un cohete de este tipo rompería el balance de fuerzas, un hecho inaceptable para Israel y de ahí su decisión de bombardear suelo sudanés. De este modo podríamos reconocer una variable que establece los “límites de Israel” ante un grupo terrorista. Otro límite podría ser la posibilidad de que un grupo terrorista acceda a armas no convencionales.
No hemos encontrado una declaración formal que confirme que para Israel “el acceso de un país enemigo al poder nuclear con fines militares” es, formalmente, “Casus Beli”. Sin embargo, los hechos demostrarían que así es. Dos ejemplos claros demuestran que para Israel, un país árabe que declara su intención de destruir a Israel o se comporta como tal y que, además, pretende acceder a poder nuclear con fines militares es “Casus Beli”. El primer ejemplo lo observamos en 1981. Desde su llegada al poder, Saddam Hussein se mostró interesado por conseguir que Irak entrara en el club nuclear. Los iraquíes habían intentado ya comprar un reactor nuclear a los franceses en 1974. En principio, el Irak de Saddam había firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear cuatro años antes y siempre había señalado que sus intenciones eran la de utilizar la energía nuclear con fines pacíficos. Sin embargo los israelíes nunca se quedaron tranquilos con esta explicación. Su intranquilidad creció aún más cuando, en 1977, se creó un Centro de Investigación Nuclear a unos pocos kilómetros de Bagdad. El reactor con el que estaba equipado, de 40 megavatios, era igualmente de origen francés y fue llamado Osirak. Además, según Israel, ese tipo de reactor no era nada útil para los usos que los iraquíes declaraban. Según ellos, la compra del mismo solo podía significar que Irak pretendía transformar el uranio en plutonio-239, con el fin de fabricar bombas. En el mes de junio de 1981, la Inteligencia hebrea declaró que el reactor estaría operativo y funcionando en apenas unas semanas y dijo nuevamente que sería utilizado para crear bombas nucleares. Esta gota final rebalsó el vaso y convenció al Primer Ministro Menajem Begin. Finalmente entonces, el 7 de Junio fue el día en que Israel comienza el ataque. 14 aviones sobrevolaron Jordania y Arabia Saudí, para poder llegar a territorio iraquí. Con el ataque se destruyó el reactor rápidamente, provocando simultáneamente el deceso de un técnico de origen francés, que colaboraban con Irak.
El segundo ejemplo lo observamos el 6 de setiembre del 2007. Siria había construido o estaba en proceso de construir en secreto un reactor nuclear siguiendo un modelo que Corea del Norte empleó para crear su almacén de carburante para armas nucleares. El diario New York Times afirmaba que la central no había comenzado a funcionar. Ese mismo periódico indicaba que, a diferencia del proyecto iraquí, las instalaciones que los israelíes atacaron en Siria parecen haber estado todavÍa muy lejos de su fase final, según los funcionarios estadounidenses y extranjeros consultados por el diario. El 1º de octubre, el propio presidente sirio, Bashar Al Assad, decía a la BBC que aviones israelíes bombardearon un objetivo militar en su país. Israel guardó silencio, pero luego de levantar sus restricciones en el tema confirmó que sus cazabombarderos destruyeron un "objetivo militar sirio" sin especificar más.
Teniendo en cuenta dichos ejemplos, las líneas rojas israelíes podrían ser diferenciadas con facilidad. Este “Casus Beli” tendría su lógica. Un país como Irán no solamente desarrolla capacidad nuclear sino que además declara intenciones de utilizar dichas capacidades contra Israel. Irán no solo podría usar sus armas de manera directa contra Israel; una decisión arriesgada ya que como dijo el presidente de Israel Shimón Peres “aquel que amenaza con destruir puede ser destruido”; lo más importante y preocupante es que le sería mucho más simple entregarle dichas armas a un grupo terrorista (una bomba sucia) suponiendo que de esta forma podría escabullirse de ser castigado por su acción. Siendo así, Israel observa con mucha preocupación la posible caída del régimen militar en Pakistán (una potencia nuclear) que podría ser reemplazado por una fuerza islámica.
El Presidente de Irán Mahmoud Ahmadinayed asegura que su país desarrolla poder nuclear con fines pacíficos. Sin embargo, resultaría poco creíble que en Israel alguien crea que Irán es como Jordania, que pretende desarrollar centrales nucleares para suplir sus necesidades eléctricas. Irán no permite el acceso de controladores a ciertas centrales nucleares mientras, cada día, anuncia que ha logrado superarse y llegar a un nivel de conocimiento irreversible.
Las potencias de occidente, siguiendo las nuevas premisas del Presidente Barack Obama, pretenden dialogar y buscar una salida diplomática al conflicto nuclear iraní. En tanto, los meses pasan. Autoridades norteamericanas declaraban esta semana que Irán podría lograr fabricar su bomba atómica en eso de tres años. Otros, como ciertas autoridades israelíes, creen que no “disfrutamos de tanto tiempo”.
¿Israel puede emprender una acción militar contra Irán?, ¿hasta que punto Israel permitirá que occidente intente concretar la vía diplomática?, “realmente es posible desarticular por completo el desarrollo nuclear iraní? Decenas de preguntas y una línea “de facto” que podría permitirnos prever un ataque israelí contra Teherán ya que, por lo visto, para Israel el actual desarrollo iraní es un “Casus Beli”.
Fuente: Gabriel Ben-Tasgal / Guysen International News
distribución:Dori Lustron-Porisrael Foundation/
para la red de páginas asociadas: porisrael.org - Guysen International News - desdeisrael.com
Quizás, el término correcto sería “Jut At Bellum”, la justificación de un país para salir a una guerra. Un país, como Israel, puede declarar que un evento determinado es considerado por ella como una razón suficiente para salir a una guerra. Antes o después de que ocurra dicho suceso. Sin embargo, puede tratarse de una medida “no declarada” descifrable de acuerdo a la conducta y a la respuesta de este país. “Si un país enemigo accede a poder nuclear con fines militares” demuestra seguir representando un Casus Beli para Israel y Teherán se sigue burlando de las indecisiones de las potencias de occidente entonces; en caso de que Israel sintiese que existe una alternativa militar; no debería ser una sorpresa que en cuestión de tiempo (¿?) presenciemos un ataque militar israelí contra Irán.
Casus Mauricius era un soldado griego de la guardia de Julio César. Casus era famoso por un proceder por demás particular: solía vomitar sobre los cuerpos de aquellos a los que había vencido en el campo de batalla. A poco de producirse el gran combate por Sicilia, se enteró Julio Cesar que combatiría junto a Casus Mauricius a lo que respondió “yo no combato con el soldado Casus que escupe el contenido de su estomago” (Musius Bilusius Casus Beli) o en otras palabras… “hasta aquí llegamos”.
El término Casus Beli comenzó a utilizarse en el siglo primero a.e.c. por el emperador Julio Cesar como forma de justificar el comienzo de una guerra. Un “Casus Beli” moderno suele declararse de antemano y forma parte de la estrategia de un estado. Tras un suceso, las autoridades de un país pueden declarar que una acción determinada es considerada una ofensa que justifica iniciar una guerra. Así sucedió tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono de Francisco José, y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip. Este evento fue el detonante de la Primer Guerra Mundial. La famosa “guerra del fútbol” entre Honduras y el Salvador (1969) comenzó con un detonante surrealista (El Salvador 3 Honduras 0 en un partido clasificatorio para el mundial México 1970) y dio el puntapié a una batalla de 100 horas.
Tras el secuestro de Guilad Shalit; a manos del Hamás; y de Ehud Goldwasser y Eldad Reguev; por parte de Jizballah; en el ano 2006, el Primer Ministro israelí Ehud Olmert declaró que un estado a veces debe tomar decisiones difíciles por lo que comenzaba lo que terminó siendo la Segunda Guerra del Líbano. El “Casus Beli” declarativo se refleja en las palabras de Olmert. Tras su discurso, existen razones geopolíticas mucho más profundas que explican dicho acontecimiento bélico.
Para Israel, el secuestro de un soldado de Tzahal no es “Casus Beli”. No lo desde el punto de vista declarativo, tácito ni mucho menos formal. Declarar algo así seria lo mismo a trazar una línea muy fina y a la vez estricta que sería difícil de mantener y por lo tanto que dañaría la credibilidad de la estrategia del país.
Israel ha tenido, en la época de las guerras convencionales tradicionales (estado contra estado) sus “Casus Beli”. Israel ha declarado desde su creación que el sitio marítimo contra su país provocaría una guerra. En especial cuando dicho sitio se produce sobre el puerto de Eilat. En la Guerra de 1956 (Operación Kadesh) y en la Guerra de 1967 (Seis Días) el líder egipcio Gamal Abder Nasser cerró el pasó hacia Israel en el estrecho de Tirán. Israel declaró dicha provocación como “Casus Beli”.
Otro “Casus Beli” se refiere a la entrada de tropas y equipos bélicos frente a la frontera israelí. Antes de la Guerra de los Seis Días solía considerarse la entrada de tropas extranjeras (especialmente irakíes) en territorio jordano de Judea y Samaria (Cisjordania) como una justificación para comenzar una guerra. Antes de comenzar dicha contienda, los egipcios movilizaron importantes tropas y tanques frente a la frontera israelí. En los acuerdos posteriores a las guerras se establece qué tipo de armas y las cantidades que pueden introducirse en un terreno para no despertar sospechas, amenazas y violar un “Casus Belí” en el otro país.
Tras la Guerra de Iom Kipur (1973), ciertas autoridades israelíes consideraron que incluso el cierre del paso de barcos hacia Israel o desde este país por el estrecho de Bab El Mandeb (Yemen frente a Djibuti) podría ser considerado “Casus Beli”.
Cuando se trata de un enfrentamiento contra un “grupo terrorista” (Hamás o Jizballah como ejemplo), establecer y reconocer un “Casus Beli” no es simple. Hace pocas semanas, la prensa internacional descubrió que Israel atacó un transporte iraní que se dirigía a Gaza por Sudán ya que, según se informó, los iraníes le enviaban al Hamás misiles Fajher 3, cohetes con capacidad de llegar desde Gaza a Tel-Aviv. Un cohete de este tipo rompería el balance de fuerzas, un hecho inaceptable para Israel y de ahí su decisión de bombardear suelo sudanés. De este modo podríamos reconocer una variable que establece los “límites de Israel” ante un grupo terrorista. Otro límite podría ser la posibilidad de que un grupo terrorista acceda a armas no convencionales.
No hemos encontrado una declaración formal que confirme que para Israel “el acceso de un país enemigo al poder nuclear con fines militares” es, formalmente, “Casus Beli”. Sin embargo, los hechos demostrarían que así es. Dos ejemplos claros demuestran que para Israel, un país árabe que declara su intención de destruir a Israel o se comporta como tal y que, además, pretende acceder a poder nuclear con fines militares es “Casus Beli”. El primer ejemplo lo observamos en 1981. Desde su llegada al poder, Saddam Hussein se mostró interesado por conseguir que Irak entrara en el club nuclear. Los iraquíes habían intentado ya comprar un reactor nuclear a los franceses en 1974. En principio, el Irak de Saddam había firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear cuatro años antes y siempre había señalado que sus intenciones eran la de utilizar la energía nuclear con fines pacíficos. Sin embargo los israelíes nunca se quedaron tranquilos con esta explicación. Su intranquilidad creció aún más cuando, en 1977, se creó un Centro de Investigación Nuclear a unos pocos kilómetros de Bagdad. El reactor con el que estaba equipado, de 40 megavatios, era igualmente de origen francés y fue llamado Osirak. Además, según Israel, ese tipo de reactor no era nada útil para los usos que los iraquíes declaraban. Según ellos, la compra del mismo solo podía significar que Irak pretendía transformar el uranio en plutonio-239, con el fin de fabricar bombas. En el mes de junio de 1981, la Inteligencia hebrea declaró que el reactor estaría operativo y funcionando en apenas unas semanas y dijo nuevamente que sería utilizado para crear bombas nucleares. Esta gota final rebalsó el vaso y convenció al Primer Ministro Menajem Begin. Finalmente entonces, el 7 de Junio fue el día en que Israel comienza el ataque. 14 aviones sobrevolaron Jordania y Arabia Saudí, para poder llegar a territorio iraquí. Con el ataque se destruyó el reactor rápidamente, provocando simultáneamente el deceso de un técnico de origen francés, que colaboraban con Irak.
El segundo ejemplo lo observamos el 6 de setiembre del 2007. Siria había construido o estaba en proceso de construir en secreto un reactor nuclear siguiendo un modelo que Corea del Norte empleó para crear su almacén de carburante para armas nucleares. El diario New York Times afirmaba que la central no había comenzado a funcionar. Ese mismo periódico indicaba que, a diferencia del proyecto iraquí, las instalaciones que los israelíes atacaron en Siria parecen haber estado todavÍa muy lejos de su fase final, según los funcionarios estadounidenses y extranjeros consultados por el diario. El 1º de octubre, el propio presidente sirio, Bashar Al Assad, decía a la BBC que aviones israelíes bombardearon un objetivo militar en su país. Israel guardó silencio, pero luego de levantar sus restricciones en el tema confirmó que sus cazabombarderos destruyeron un "objetivo militar sirio" sin especificar más.
Teniendo en cuenta dichos ejemplos, las líneas rojas israelíes podrían ser diferenciadas con facilidad. Este “Casus Beli” tendría su lógica. Un país como Irán no solamente desarrolla capacidad nuclear sino que además declara intenciones de utilizar dichas capacidades contra Israel. Irán no solo podría usar sus armas de manera directa contra Israel; una decisión arriesgada ya que como dijo el presidente de Israel Shimón Peres “aquel que amenaza con destruir puede ser destruido”; lo más importante y preocupante es que le sería mucho más simple entregarle dichas armas a un grupo terrorista (una bomba sucia) suponiendo que de esta forma podría escabullirse de ser castigado por su acción. Siendo así, Israel observa con mucha preocupación la posible caída del régimen militar en Pakistán (una potencia nuclear) que podría ser reemplazado por una fuerza islámica.
El Presidente de Irán Mahmoud Ahmadinayed asegura que su país desarrolla poder nuclear con fines pacíficos. Sin embargo, resultaría poco creíble que en Israel alguien crea que Irán es como Jordania, que pretende desarrollar centrales nucleares para suplir sus necesidades eléctricas. Irán no permite el acceso de controladores a ciertas centrales nucleares mientras, cada día, anuncia que ha logrado superarse y llegar a un nivel de conocimiento irreversible.
Las potencias de occidente, siguiendo las nuevas premisas del Presidente Barack Obama, pretenden dialogar y buscar una salida diplomática al conflicto nuclear iraní. En tanto, los meses pasan. Autoridades norteamericanas declaraban esta semana que Irán podría lograr fabricar su bomba atómica en eso de tres años. Otros, como ciertas autoridades israelíes, creen que no “disfrutamos de tanto tiempo”.
¿Israel puede emprender una acción militar contra Irán?, ¿hasta que punto Israel permitirá que occidente intente concretar la vía diplomática?, “realmente es posible desarticular por completo el desarrollo nuclear iraní? Decenas de preguntas y una línea “de facto” que podría permitirnos prever un ataque israelí contra Teherán ya que, por lo visto, para Israel el actual desarrollo iraní es un “Casus Beli”.
Fuente: Gabriel Ben-Tasgal / Guysen International News
distribución:Dori Lustron-Porisrael Foundation/
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