miércoles, 29 de abril de 2009

Pasado: La utopía de Herlz


Israel entre la tristeza y la alegría
Por Ruben Kaplan
Fuente y distribución: http://www.porisrael.org/


Hoy, 4 de Iyar en el calendario hebreo, 28 de abril en el gregoriano, vísperas del Día de La Independencia de Israel, es la fecha establecida por su Parlamento, como el día del Recuerdo a Los Caídos en todas las guerras y batallas (Iom Hazicaron Lejaialei Tzahal) que libró el Estado judío desde su creación en 1948 hasta el día de hoy. La totalidad de muertos israelíes que incluye a soldados y también civiles, hombres mujeres y niños víctimas de atentados terroristas, asciende a 24.293 personas.

Conforme a la ley, esta jornada que comienza la noche del 4 de Iyar y finaliza con el inicio del Día de la Independencia (Iom Haatzmaut), el 5 del mismo mes, fue decretada día de duelo nacional. Por consiguiente cierran todos los lugares de entretenimiento del país y las banderas se bajan a media asta y se encienden velas de recordación en todos los edificios públicos y sinagogas.

Asimismo, se congregan en los cementerios miríadas de deudos y se llevan a cabo actos de recordación estatales. A las 11 de la mañana, el estremecedor ulular de una sirena se escucha en todo el territorio, y se detienen todas las actividades, para que los ciudadanos se pongan de pie durante 2 minutos, en memoria de sus caídos.

En Israel la vida es santificada y la muerte honrada. Ejemplo elocuente de ello fue el canje del despiadado terrorista asesino de niños Samir Kuntar, detenido en una prisión hebrea, que fue canjeado por los cadáveres de los soldados israelíes de bendito recuerdo, secuestrados por el Hezbollah, Eldad Regev y Ehud Goldwasser.

El acto de homenaje y apertura se realiza en el Muro Occidental en Jerusalén, un vestigio del Gran Templo destruido por Tito en el año 70 del siglo I, conocido como el Muro de los Lamentos. Tito Flavio Sabino Vespaciano, el emperador romano, hizo tallar en el Arco del Triunfo en Roma, el candelabro judío de siete brazos denominado Menorah, como emblema de la destrucción del reino judío de Israel. Transcurridos más de 2.000 años de persecuciones, Cruzadas, Inquisiciones, pogromos y Holocausto, hogaño, en lo que se considera la mayor supervivencia de un pueblo, el candelabro representa con orgullo, la soberanía e independencia del actual Estado de Israel.

El candelabro de siete brazos siempre se identificó con el judaísmo y la religión de Israel. Moisés ordenó su construcción en el Tabernáculo y luego fue encendido en el Templo.

Cuando los fundadores del Estado de Israel pensaron en un símbolo, la Menorah, fue escogida. Esta fue rodeada de ramas de oliva, para testimoniar el anhelo de paz de sus habitantes.

Curtido a través de su milenaria historia, después de los períodos de tristeza y luto, el Pueblo Judío, mantiene la ilusión y la alegría por la vida.

La noche del 5 de Iyar, 28 de abril, comienzan los festejos del 61º aniversario de la creación del Estado de Israel, que desde su fundación, fue atacado y hostigado por sus vecinos árabes con la intención de aniquilarlo. El descollante desempeño de la única democracia de Medio Oriente y sus logros científicos, tecnológicos, médicos, agroindustriales, etcétera, amerita ser explicado en varias enciclopedias. Ocho premios Nobel, son apenas una pequeña muestra del alto grado de eficiencia y desarrollo alcanzado por el joven país que paradójicamente, siendo un ejemplo con su aporte para la humanidad, es defenestrado por Estados primitivos y terroristas y su máximo exponente, Irán, pretende borrarlo del mapa.

Theodor Herzl, el judío húngaro fundador del sionismo político moderno, nacido el 2 de mayo de 1860 en Budapest, quien propuso que la solución al “problema judío” era la creación de un Estado judío independiente y soberano para todos los judíos del mundo, tuvo un ilustre predecesor.

El doctor Ben Weider, Presidente de la Sociedad Napoleónica Internacional, explica que el 20 de abril de 1799 en su proclama a La Nación Judía, Napoleón Bonaparte, Comandante en Jefe de las Armadas de la República Francesa en África y en Asia, se dirigía a los herederos legítimos de la Palestina: ¡Israelitas, nación única que las conquistas y la tiranía han podido, durante miles de años, privar de su tierra ancestral, pero ni de su nombre, ni de su existencia nacional!

Napoleón tuvo la intención de crear el Estado de Israel, 150 años antes que los judíos tuvieran su Estado independiente. Sus ideas exaltaron el entusiasmo de todos aquellos que vieron en ellas la realización de la profecía bíblica según la cual los hebreos recobrarían un día la posesión de las tierras de sus ancestros. Esta proclama, produjo frutos. Dio nacimiento al sionismo al reforzar la idea de que era justo que los judíos recobraran una patria.

Ciento dieciocho años más tarde, en 1917, el Conde de Balfour, que era el jefe del partido conservador, declaró que Inglaterra debía ayudar al pueblo judío a recuperar su patria en Palestina, pero no fue sino 31 años más tarde, en 1948, cuando el Estado de Israel será reconocido por un voto de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La utopía de Herzl, publicada en 1902 en su obra Altneuland (la Vieja Nueva Tierra) donde presentaba al futuro Estado judío como ejemplo de nación moderna, democrática y próspera, está plasmada fehacientemente, en el ejemplar Estado de Israel.

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