martes, 10 de febrero de 2009

La crisis




«Memento mori»
Por Gabriel Albiac
http://www.larazon.es/

Volver a la pobreza no me asusta. Nací pobre. La crisis nos pone ante la verdad; esa que, aun conociendo, hacíamos como que no iba con nosotros. La verdad: que hemos vivido todos por encima de nuestras posibilidades. Todos. Y que fingir riqueza es agradable, desde luego, pero acaba por tener que ser pagado. Y que fingirlo durante cuarenta años implica un pago largo y doloroso. La fiesta ha terminado. Toca pagar las excesivas copas. Y las carteras de los comensales están vacías; más que vacías: hinchadas de pagarés hipotecarios. «Memento mori». Se acabó la juerga. Así funciona esto. Así funcionará siempre. Si es que hay «siempre». El capital no es un platónico demiurgo, cargado de saber y artesanía. Es una red muy refinada de automatismos, que el mercado compone y sobredetermina: esto es, somete a causación múltiple, componiendo vectores no siempre identificables. Y leer al Marx posterior a 1867 ayuda bastante a entender por qué ningún juicio moral cabe superponer sobre las crisis, que, al fin, no son sino el reajuste general que corresponde a las disfunciones acumuladas a lo largo de un ciclo: tantas más cuanto más larga haya sido la fase de ascenso.
Es estúpido mentir sobre estas cosas. Nadie es el responsable de un tornado, o de un tsunami, o de un maremoto. Sí lo es de mentir, si llama al tornado suave brisa, paraíso de surfistas al tsunami, o al maremoto tibio jacuzzi. Los ciclos económicos no están menos determinados que los naturales. Muere aquello que vive. Si no nos hemos quejado de que el ciclo expansivo que se abrió en 1948 haya durado -con las correspondientes ondas menores- sesenta años, difícilmente se entenderá que nos quejemos de que el ciclo de caída y reajuste se prolongue: veinte años duró el abierto por 1929.
Ante una depresión económica -y esto es una-, caben dos actitudes. La primera, esta vez, se manifiesta en la respuesta de las autoridades norteamericanas: con Obama como con Bush. Constatar la realidad como es: catastrófica. Hacer explícito que no se saldrá de ella, en ningún caso, deprisa ni sin bajas. Decir inequívocamente lo que viene: la destrucción de buena parte de aquello sobre cuya prosperidad hemos vivido. No engañar: somos muchísimo más pobres que hace sólo un año y medio; somos pobres. Y aceptar que de aquí sólo se sale, si se sale, en una áspera travesía del desierto que pasa por la drástica reducción de nuestro nivel de vida. En el mejor de los casos -o el menos malo-, serán muchos los que perecerán -«pereceremos», sería más justo- en el camino.
La otra actitud se llama Zapatero. Consiste en sólo mentir. Más de siete mil personas pierden su empleo en España cada día; multipliquen, sumen y obtendrán la cifra que aguarda al cabo de 2009. Media estructura -me quedo corto- de las cajas de ahorros está podrida y es irrecuperable. La construcción, kaputt. El turismo agoniza. ¿El automóvil? En el tanatorio. Pero el Presidente del Gobierno miente. Habla de recuperación. Para marzo, diciembre¿ Como habló primero de pleno empleo, de no contemplar la existencia de crisis, de nuestra ejemplar solidez bancaria... Todo mentiras. Sólo mentiras. Que ganan elecciones.

Puede que Albiac sea demasiado pesimista en este caso, o puede que se quede corto. No lo sé. Tengo que reconocer que esto de la crisis me supera. No tengo nada claro lo que está pasando, porqué ha comenzado y, sobre todo, porqué se está disparando está crisis que se ha convertido en una enorme bola de nieve que rodando rodando va creciendo y tomando unas dimensiones alucinantes que amenaza con arrasar todo lo que nos rodea.

La parte puramente económica comienza con las famosas hipotécas subprime de los USA y aquí con la burbuja inmobilaria. Después vienen la quiebras, la bolsa, ... vale pero ¿por qué gente que sigue ganando dinero, mucho dinero en algunos casos, deja de consumir? ¿por qué empresas que funcionan y prosperan despiden trabajadores sin necesidad? ¿por qué los bancos le cierran el grifo a empresas que son más que viables, condenándolas así al desastre? ¿por qué se hunden países que eran ejemplo de crecimiento económico y/o bienestar social?

Por otro lado hay grandes contradiciones. Me cuesta trabajo entender que un pequeño comercio más o menos familiar cierre sus puertas tras 6 ó 7 meses malos ¿de qué va a vivir el dueño? ¿lo llevaba todo al día, sin ninguna reserva?. Y como se compagina el que después de estar toda la semana hablando de la crisis te vas un domingo a comer por ahí y te cuesta la vida encontrar mesa en restaurantes abarrotados. Y como se come que el mismo banco que niega préstamos a todo el que se lo pide vaya y te de la lata por teléfono y email ofreciéndote ese mismo préstamo.

Sé que no soy objetivo, nadie lo es, y cuento la feria según me va. Después de un montón de años apretados, muy apretados, ahora me va bien. Soy funcionario con un sueldo digno (y trabajo seguro que es lo más importante), me queda poco (en tiempo y dinero) de hipoteca, mi hijo va camino de independizarse aunque aún es joven, mi pareja tiene un buen trabajo en una empresa que está funcionando, ... es decir que también en esto voy a contracorriente. Es mi sino.

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