El Juego de Poder de Israel en Asia Central
Por Meir Javedanfar
Realclearworld.com
La reciente decisión del gobierno de Turkmenistán de permitirle a Israel abrir una embajada en la ciudad capital de Ashgabad es una importante victoria diplomática de Jerusalem y, en particular, del Ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Liberman.
Aunque ambos países ya habían establecido relaciones hace 17 años, no fue sino hasta ahora – a pesar de varios pedidos - que se le permitió a Israel abrir una embajada en el país. Se piensa que una de las razones detrás de la indecisión de Turkmenistán haya sido Irán. Ambos países comparten una frontera de 992 kilómetros y el intercambio comercial entre las dos naciones se ubica en los $1.200 millones. El ex presidente de Turkmenistán, Saparmurat Atavevich Niyazov (también conocido como Turkman Bashi, que significa “líder de los Turcomanos”) temía que permitirle a Israel abrir una embajada en su capital podría agriar las relaciones con Teherán, cuya amistad era importante para él.
Sin embargo, a la muerte de Niyazov, el entusiasmo de Ashgabad por Teherán mermó. Esto se debió a dos factores.
Bajo el gobierno de Niyazov, Turkmenistán fue gobernado con puño de hierro. Su intolerancia para con la oposición y la repetida violación de los derechos humanos, levantó la ira de Occidente. Como medio para contrabalancear la presión occidental, se volcó hacia Irán, tanto económica como políticamente. Recibió a Mahmoud Ahmadinejad en dos ocasiones e incrementó el nivel de comercio bilateral, colocando el énfasis en la exportación de gas a Irán, cuyo dinero en efectivo, dominante, el país necesitaba.
Sin embargo, a su muerte, su sucesor Gurbanguly Berdimuhamedow decidió que quería, gradualmente, sacar a Turkmenistán del aislamiento. Una vía para hacerlo era establecer relaciones con el aliado de Estados Unidos, Israel. Se piensa que la ruta Washington vía Jerusalem es preferible, porque Berdimuhamedow está preocupado acerca de las concesiones que Washington podría querer como precio por mejorar las relaciones en forma directa. De este modo puede tomarse su tiempo.
Otra razón importante que llevó al deterioro de las relaciones entre Irán y Turkmenistán fue el aumento del precio para la exportación de gas turcomano a Rusia. En diciembre de 2007, Rusia aceptó pagar a Turkmenistán $210 por mil metros cúbicos (mmc), al mismo tiempo que Teherán pagaba $75. Turkmenistán quiso renegociar su contrato con Irán inmediatamente e incrementar el precio a $140 por mmc. Inicialmente Irán rehusó. Los turcomanos, de pronto, cerraron los grifos. Con temperaturas de congelamiento en el norte de Irán, cientos de miles de iraníes quedaron congelándose y 60 personas murieron como consecuencia del frío. De pronto, el parlamento iraní entró en pánico.
Quiso 1.000 millones en fondos de emergencia de las reservas del país para suministrar gas a las áreas afectadas. Ahmadinejad se rehusó. De acuerdo al presidente, el pedido del parlamento estaba en contra del artículo 75 de la constitución. Este artículo establece que cualquier ley pidiendo fondos de emergencia, debe justificar cómo serán reemplazados con posterioridad. La decisión del presidente enfureció a muchos políticos, incluso a aquellos dentro de su propia administración, en especial porque Ahmadinejad había sido acusado de gastar dinero del gobierno, por años, sin mucha planificación.
Como el asunto seguía arrastrándose, la crisis, que comenzó con la decisión de Turkmenistán, metió al Líder Supremo de Irán, el hombre más poderoso del país, en la disputa. Le envió una nota al parlamente donde, abiertamente, corrigió a Ahmadinejad. A raíz de su involucramiento, el Consejo de Guardianes aprobó la decisión, y el asunto se resolvió internamente.
El consiguiente pánico incrementó el sentimiento de confianza de Turkmenistán de que los iraníes no tendrían otra opción que acceder a sus demandas. Finalmente, el 19 de abril de 2008, Teherán aceptó.
Como lo dijo Alex Vatanka, un experto en Irán del Instituto de Medio Oriente en Washington DC, “los funcionarios iraníes, que se las arreglaron para combatir a la comunidad internacional manteniendo la confrontación sobre el programa nuclear del país, fueron forzados a admitir la derrota en esta disputa sobre el precio del gas con Turkmenistán”. Desde ese evento, Turkmenistán ha actuado más independientemente de Teherán, porque cree que Irán ha perdido parte de su capacidad de influir y negociar. La decisión de permitir que Israel abra una embajada en su capital es otra indicación de esto.
El nuevo desarrollo, probablemente, fortalecerá la presencia de Jerusalem en Asia Central y la región del Cáucaso. Con su creciente importancia en el mercado internacional de energía, tener una embajada en Turkmenistán, más la próxima visita de Shimon Peres a Azerbaiján, podrían, probablemente, darle a las compañías un mayor basamento en sectores como la construcción, la agricultura y, posiblemente, defensa. Esto es importante para Israel, no sólo por razones económicas, sino también por razones estratégicas. Todas estas naciones comparten fronteras con Irán. Israel podría usar esta oportunidad para ampliar sus operaciones de colección de inteligencia contra Teherán. Más todavía, con el debilitamiento de su aliado en Tbilisi después de la guerra contra Rusia en 2008, Jerusalem estaba preocupado que su influencia en el área podría haber disminuido. Este nuevo desarrollo servirá para mitigar tales preocupaciones.
Pero la parte que parece ganar más es el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman. Debido a sus controvertidos puntos de vista, muchos analistas esperaban un período de aislamiento para la política exterior israelí. Sin embargo, gracias a sus secretas reuniones y visitas a Turkmenistán, Israel ha obtenido una importante victoria diplomática al abrir ahí su embajada. Esto le servirá bien en la política interna israelí, así como también para que las recientes investigaciones contra él sobre corrupción, no lo fuercen a dejar su cargo.
Meir Javedanfar es un analista de Medio Oriente irano-israelí y un colaborador regular de RealClearWorld. Es coautor de “La Esfinge Nuclear de Teherán: Mahmoud Ahmadinejad y el Estado de Irán”.
Por Meir Javedanfar
Realclearworld.com
La reciente decisión del gobierno de Turkmenistán de permitirle a Israel abrir una embajada en la ciudad capital de Ashgabad es una importante victoria diplomática de Jerusalem y, en particular, del Ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Liberman.
Aunque ambos países ya habían establecido relaciones hace 17 años, no fue sino hasta ahora – a pesar de varios pedidos - que se le permitió a Israel abrir una embajada en el país. Se piensa que una de las razones detrás de la indecisión de Turkmenistán haya sido Irán. Ambos países comparten una frontera de 992 kilómetros y el intercambio comercial entre las dos naciones se ubica en los $1.200 millones. El ex presidente de Turkmenistán, Saparmurat Atavevich Niyazov (también conocido como Turkman Bashi, que significa “líder de los Turcomanos”) temía que permitirle a Israel abrir una embajada en su capital podría agriar las relaciones con Teherán, cuya amistad era importante para él.
Sin embargo, a la muerte de Niyazov, el entusiasmo de Ashgabad por Teherán mermó. Esto se debió a dos factores.
Bajo el gobierno de Niyazov, Turkmenistán fue gobernado con puño de hierro. Su intolerancia para con la oposición y la repetida violación de los derechos humanos, levantó la ira de Occidente. Como medio para contrabalancear la presión occidental, se volcó hacia Irán, tanto económica como políticamente. Recibió a Mahmoud Ahmadinejad en dos ocasiones e incrementó el nivel de comercio bilateral, colocando el énfasis en la exportación de gas a Irán, cuyo dinero en efectivo, dominante, el país necesitaba.
Sin embargo, a su muerte, su sucesor Gurbanguly Berdimuhamedow decidió que quería, gradualmente, sacar a Turkmenistán del aislamiento. Una vía para hacerlo era establecer relaciones con el aliado de Estados Unidos, Israel. Se piensa que la ruta Washington vía Jerusalem es preferible, porque Berdimuhamedow está preocupado acerca de las concesiones que Washington podría querer como precio por mejorar las relaciones en forma directa. De este modo puede tomarse su tiempo.
Otra razón importante que llevó al deterioro de las relaciones entre Irán y Turkmenistán fue el aumento del precio para la exportación de gas turcomano a Rusia. En diciembre de 2007, Rusia aceptó pagar a Turkmenistán $210 por mil metros cúbicos (mmc), al mismo tiempo que Teherán pagaba $75. Turkmenistán quiso renegociar su contrato con Irán inmediatamente e incrementar el precio a $140 por mmc. Inicialmente Irán rehusó. Los turcomanos, de pronto, cerraron los grifos. Con temperaturas de congelamiento en el norte de Irán, cientos de miles de iraníes quedaron congelándose y 60 personas murieron como consecuencia del frío. De pronto, el parlamento iraní entró en pánico.
Quiso 1.000 millones en fondos de emergencia de las reservas del país para suministrar gas a las áreas afectadas. Ahmadinejad se rehusó. De acuerdo al presidente, el pedido del parlamento estaba en contra del artículo 75 de la constitución. Este artículo establece que cualquier ley pidiendo fondos de emergencia, debe justificar cómo serán reemplazados con posterioridad. La decisión del presidente enfureció a muchos políticos, incluso a aquellos dentro de su propia administración, en especial porque Ahmadinejad había sido acusado de gastar dinero del gobierno, por años, sin mucha planificación.
Como el asunto seguía arrastrándose, la crisis, que comenzó con la decisión de Turkmenistán, metió al Líder Supremo de Irán, el hombre más poderoso del país, en la disputa. Le envió una nota al parlamente donde, abiertamente, corrigió a Ahmadinejad. A raíz de su involucramiento, el Consejo de Guardianes aprobó la decisión, y el asunto se resolvió internamente.
El consiguiente pánico incrementó el sentimiento de confianza de Turkmenistán de que los iraníes no tendrían otra opción que acceder a sus demandas. Finalmente, el 19 de abril de 2008, Teherán aceptó.
Como lo dijo Alex Vatanka, un experto en Irán del Instituto de Medio Oriente en Washington DC, “los funcionarios iraníes, que se las arreglaron para combatir a la comunidad internacional manteniendo la confrontación sobre el programa nuclear del país, fueron forzados a admitir la derrota en esta disputa sobre el precio del gas con Turkmenistán”. Desde ese evento, Turkmenistán ha actuado más independientemente de Teherán, porque cree que Irán ha perdido parte de su capacidad de influir y negociar. La decisión de permitir que Israel abra una embajada en su capital es otra indicación de esto.
El nuevo desarrollo, probablemente, fortalecerá la presencia de Jerusalem en Asia Central y la región del Cáucaso. Con su creciente importancia en el mercado internacional de energía, tener una embajada en Turkmenistán, más la próxima visita de Shimon Peres a Azerbaiján, podrían, probablemente, darle a las compañías un mayor basamento en sectores como la construcción, la agricultura y, posiblemente, defensa. Esto es importante para Israel, no sólo por razones económicas, sino también por razones estratégicas. Todas estas naciones comparten fronteras con Irán. Israel podría usar esta oportunidad para ampliar sus operaciones de colección de inteligencia contra Teherán. Más todavía, con el debilitamiento de su aliado en Tbilisi después de la guerra contra Rusia en 2008, Jerusalem estaba preocupado que su influencia en el área podría haber disminuido. Este nuevo desarrollo servirá para mitigar tales preocupaciones.
Pero la parte que parece ganar más es el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman. Debido a sus controvertidos puntos de vista, muchos analistas esperaban un período de aislamiento para la política exterior israelí. Sin embargo, gracias a sus secretas reuniones y visitas a Turkmenistán, Israel ha obtenido una importante victoria diplomática al abrir ahí su embajada. Esto le servirá bien en la política interna israelí, así como también para que las recientes investigaciones contra él sobre corrupción, no lo fuercen a dejar su cargo.
Meir Javedanfar es un analista de Medio Oriente irano-israelí y un colaborador regular de RealClearWorld. Es coautor de “La Esfinge Nuclear de Teherán: Mahmoud Ahmadinejad y el Estado de Irán”.
Traducción para porisrael.org : José Blumenfeld
Reenvia: www.porisrael.org
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