miércoles, 10 de diciembre de 2008

Yihad para imbéciles

Sí, los terroristas están ganando
Steven Emerson

http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=4817

Reenvia: http://www.porisrael.org/ (Dori Lustron)

Este último sábado, el New York Times publicaba una columna editorial titulada "Lo que odian de Bombay," centrada específicamente en los pecados del libre mercado cometidos en esa gran ciudad. Con neutralidad superficial, la columna lograba achacar la culpa a extremistas musulmanes e hindúes por igual, sin culpar a ninguna de las dos partes de los criminales atentados.

Siguiendo la mejor tradición de "La yihad para tontos", ¿por qué no hacemos un año entero de columnas editoriales en serie, estilo coleccionable, y las titulamos "Por qué odian..." con Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, España, Alemania, Holanda, Marruecos, Argelia, Túnez, Israel, Jordania, Irak, Egipto, Kenia y los 74 países que faltan en donde el Islam radical ha levantado su violenta cabeza?

Contemplar y leer los últimos días de información acerca de los atentados de Bombay ha sido una experiencia propia de Alicia en el País de las Maravillas. Incluso después de que un grupo terrorista islámico reivindicara la autoría, periodistas y presentadores de informativos evitaban a cualquier precio el término terrorista islámico.

El miércoles, incluso si todo el mundo sabía a estas alturas que los autores materiales son yihadistas, la CNN se refería constantemente a los terroristas como "extremistas" sin más detalles. A continuación, el presentador de la CNN preguntaba con total inocencia a su invitado, "¿Por qué un grupo terrorista pondría sus miras en un templo judío de oración?" Porque, mi querido presentador políticamente correcto, se trataba de un grupo terrorista islamista.

La mayor parte de los funcionarios públicos llegaron a dar nombres como Al-Qaeda o Laskar-e-Taiba como sospechosos potenciales. Pero incluso en estos casos, las conversaciones no tenían sentido. Un tertuliano decía que no podía tratarse de Al Qaeda, porque el comportamiento de Al Qaeda consiste en explosiones masivas simultáneas (como si Al-Qaeda siguiera un guión programado). Otro experto decía que la Laskar carecía de los recursos para perpetrarlo, olvidando como siempre que todos los grupos terroristas islámicos comparten recursos, a los reclutas de los demás grupos, que se entrenan entre sí, que proporcionan a los demás equipo y, lo más importante de todo, todos quieren destruir a "sus enemigos".

En Estados Unidos, tras el 11 de Septiembre, un grupo de varones americanos (conversos en su mayoría) se declararon culpables o fueron declarados culpables de entrenarse con la Laskar o intentar "emprender la guerra" contra los Estados Unidos. Las pruebas presentadas en el proceso demostraron que la página web del grupo -- antes de ser clausurada -- se centraba de manera desproporcionada en dos enemigos: los estadounidenses, y los judíos. En el 2004, Ismail Royer, un empleado del Consejo de Relaciones Americano-Islámicas (CAIR) que se había entrenado con los Talibanes, se declaraba culpable de tenencia de armas y explosivos. Fue condenado a 20 años de cárcel. En testimonio posterior ante el gran jurado, Royer admitía que el principal objetivo de la célula era luchar junto a los Talibanes contra las fuerzas estadounidenses en Afganistán.

Nuestros gobiernos políticamente pusilánimes, seguidos en parte por los medios de comunicación, han empezado ahora a prohibir el uso del término "terrorista islámico" o "militante islámico," insistiendo en que simplemente se les llame "extremistas" o "militantes." Es hora de dejar de capitular al colectivo políticamente correcto. Si nos negamos a utilizar el término terrorista islámico, convenientemente absolvemos a todos los grupos islámicos de la obligación de detener la ideología criminal que propagan.

Incluso después de la sentencia condenatoria con 108 cargos en el caso de la Fundación Tierra Santa-Hamas esta pasada semana, el New York Times no centraba su información en las condenas por fomentar el terrorismo y colaborar en incontables muertes de civiles, sino en relatos destinados a dar pena acerca de esposas e hijas de los condenados que (vaya sorpresa) afirman que sus padres y maridos son inocentes. ¿Puede usted imaginar al New York Times centrando su cobertura en las familias de condenados del KKK o de grupos neonazis?

Todo va en el mismo paquete. Tras más de siete años del 11 de Septiembre, podemos ya establecer un veredicto: los terroristas islámicos han ganado nuestros corazones y nuestras mentes.

Es hora de dejar de claudicar o de sentirse intimidados por colectivos islámicos fachada que se hacen pasar por grupos de derechos civiles. En 2007, la perversión quedaba en evidencia cuando el FBI difundía su informe anual 2007 de crímenes de odio. De las 1.628 víctimas de crímenes de odio religioso, el 69,2% eran judíos y el 8,7% eran musulmanes. Aun así, hubo 40 veces más noticias el año pasado sobre islamofobia que sobre antisemitismo.

La masacre de Bombay fue un complot planeado al milímetro y perpetrado por grupos terroristas islámicos. Punto. Y mensaje a Obama: "hasta que el peso de la responsabilidad no caiga sobre los grupos islámicos "de derechos civiles" que quieren prohibir la libertad de expresión y que afirman que cualquiera que utilice el término terrorista islámico es racista, no habrá ninguna esperanza de ganar esta batalla."

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