viernes, 12 de diciembre de 2008

Bombay es la confirmación

El terrorismo maquiavélico
Moshé Yanai ( El Reloj )
http://noti.hebreos.net

El joven rabino y su esposa yacían en un charco de sangre. Ambos fueron encontrados maniatados y habían sido asesinados a sangre fría, mucho antes de que se iniciara el ataque de las tropas indias. Otras seis personas habían perdido la vida por el simple hecho de ser judíos. Era una escena espantosa, pero como se la había visto ya tantas veces previas, no despertó mayor atención. Al fin y al cabo, ya se habla de unas 350 personas que perdieron la vida en esa serie de atentados. Los hindúes ya afirman que lo ocurrido en la capital comercial de su país es el S-11 de la India.

La gravedad del atentado en Mumbay (Bombay) es que fue minuciosamente preparado por mentes maquiavélicas y ejecutado con precisión por personas que estaban dispuestos a afrontar la muerte. Es casi seguro que no todos ellos habrán sido liquidados; en la confusión de los ataques en los grandes hoteles, la estación ferroviaria y otros lugares públicos, es posible que hayan logrado escapar y hayan encontrado refugio con otros cómplices del islamismo fundamental. No cabe duda que deben haber tales en una ciudad que tiene entre 13 y 16 millones de habitantes. Más que el doble de la población de todo Israel.

Cunden muchas teorías sobre la identidad de los terroristas. Pero no se discute el hecho que se trataba de musulmanes. Musulmanes fanáticos que no pueden aceptar el hecho que en el mundo hay grandes sectores que no obedecen los dictados de Alá. Ya sean cristianos, judíos, hindúes, budistas como de cualquier otra confesión, no dejan de ser malvados infieles que no merecen gozar de vida. Solamente el fiel mahometano, que sigue al dedillo los preceptos del Profeta, tiene el derecho de vivir en esta Tierra y recrearse con los placeres del Paraíso una vez haya cumplido con los preceptos que su religión le impone.

Para ellos la vida humana no tiene mayor importancia, siempre y cuando se persiga un objetivo que a su modo de ver tiene tanta preeminencia: conseguir la supremacía islamista para que impere en todo el mundo, en lugar de la degenerada y decadente sociedad occidental que, a su modo de pensar, lo domina hoy en día.

Hay que hacer un llamado a las sociedades progresistas de todo el mundo: el peligro acecha; está hoy presente en toda Europa, en los EE.UU., en la América Latina, en todo el orbe. Repito: no todos los musulmanes son terroristas; pero la abrumadora mayoría de los terroristas profesan esa religión, y se basen en sus enseñanzas para mantener una lucha sin cuartel contra los infieles. Y éstos tienen la obligación de defender uno de los valores más preciosos que ha conseguido obtener: la libertad. De modo que quienes critican a Israel porque sabe defenderse han de comprender de una vez por todas que cometen un grave error: se están traicionando a sí mismos. Porque Israel es el baluarte de la democracia en el Medio Oriente; porque al defenderse contiene en cierto modo esa avalancha de incontrolable odio que ya se está haciendo patente por dondequiera exista una sociedad no musulmana. Que conste que ya hemos advertido en el pasado sobre esa grave contingencia, y que la repetimos ahora. Los sucesos en Mumbai bien lo confirman

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