sábado, 8 de agosto de 2009

En un mundo de "simples" ...

“La importancia de Israel para la libertad, la democracia y la seguridad en el mundo”

Pilar Rahola


Conferencia Magistral dictada en la Universidad de Tel Aviv, Israel, el 26 de julio del 2009 ante mil trescientas personas


¡Buenos días!

La verdad, se lo comentaba a mi embajador es que cuando tengo un programa o algún “acto de combate”, me siento muy tranquila. Pero cuando me hacen un cariño me cuesta un poco más. Ahora tendré que bajar la emoción, agradecerles muchísimo este cariño tan grande que me dan, intentar poner ideas a las palabras que me fluyen.

Permítanme que empiece haciendo algo que creo que no he hecho en toda mi vida y tocaba, y hoy aprovecho porque es un lugar bonito, estoy rodeada de gente a la que quiero, en un país al que quiero con unos valores que compartimos. Yo quiero hoy, ante todo darle las gracias a mis papás. Ellos

fueron los que a mi hermana y a mi nos inculcaron valores de vida, valores de libertad, valores de compromiso, valores de amor y no tengo ninguna duda de que yo no sería la mujer que soy si no hubiera tenido los padres que tengo. ¡Gracias!



Como no, también agradecer muchísimo esta Orden que me dan. Yo siempre tengo la impresión que aún no he hecho méritos para recibir un elogio de este tipo, pero me lo quedo. Lo agradezco porque afuera en la calle llueve mucho y no todos los “chuscos” que llueven son a favor, de manera que de vez en cuando recibir esta dosis de ánimos y de fuerza y de amor, la verdad es que me da mucha gasolina para correr por el mundo con las palabras.



Gracias pues de verdad por esta invitación tan extraordinaria. También agradezco a tantos amigos que veo por aquí, a los que quiero porque los conozco y a los que quiero aunque no los conozco. Le agradezco a mi embajador, al Embajador de España, que haya venido, le agradezco a mucha gente que veo, a todos ustedes, de verdad “todá rabá” (muchas gracias).



Y bueno, es cierto, estaba dispuesta hoy a estructurarme una reflexión de manera muy profesional y periodística, luego pensé que no. Primero, a mí me gusta la frescura de la palabra que sale, rápida, segundo tengo las ideas que quiero explicarles bastante claras, pero quiero que esto sea muy

auténtico, quiero que sea como una conversación. Bueno, como una conversación de uno, porque ustedes van a hablar poquito, pero un intento de reflexionar en voz alta sobre lo que nos va ocurriendo, por tanto perdónenme si empiezo de una forma un tanto extraña lo que quiero explicarles hoy y no sé donde va a aterrizar. Algún amigo mío, como Henrique Cymerman, a quien quiero mucho, sabe muy bien que los que hablamos así, sin papeles a veces somos un poco caóticos, pero

creo que sabemos lo que queremos decir.



Yo voy a empezar por el final. Por el discurso que Barak Obama hizo en la Universidad Al-Azhar del Cairo y que a mí, perdónenme, no me gustó nada. Empiezo por aquí, no de ninguna manera pretenda yo, no me corresponde ni lo voy a hacer, de golpe iniciar una crítica política al presidente recién escogido de un país democrático, al que admiro profundamente, que es Estados Unidos. No, yo tengo depositadas esperanzas en este gobierno, muchas, y quiero tenerlas y las voy a mantener.



Pero voy a mantener también alto el espíritu crítico. Y me gustaría decirle que humildemente, desde este micrófono y desde alguna pluma, que no ha empezado bien. Y como aún estamos a tiempo de ponerle, yo diría, valores profundos a las ideas que lanzamos en el mundo, quiero empezar por ahí para intentar explicar lo que me preocupa. Lo que me preocupa en mi país, en España, lo que me preocupa en Latinoamérica, lo que me preocupa en Europa y lo que me preocupa en Estados Unidos. Lo que me preocupa en el global. ¿Qué nos ocurre? ¿Por qué tenemos que hacer un acto como este? ¿Por qué de golpe alguien como yo -que vive en otro lugar del mundo se

encuentra en una enorme complicidad con gente como ustedes? ¿Por qué yo que no soy judía hablo de Israel? ¿Por qué me preocupa el antisemitismo? ¿Qué pasa con ello? ¿Por qué hay tanta gente que habla en contra? ¿Por qué hay tanta gente que ha convertido en pensamiento único ese nuevo antisemitismo tan bonito que le llaman antisionismo? Nuevas palabras para viejos conceptos.



¿Por qué?

Empiezo con Al-Azhar. Porque parte de lo que se nos ocurre tiene que ver con un pensamiento débil que no se suma o no entra en valores profundos que además, fundamentalmente, se preocupa de los enunciados, de las consignas y no de los conceptos y que practica un profundo relativismo ético.



Barak Obama es un hombre -desde mi punto de vista- brillante. Y tiene un gran futuro y espero que también lo tenga con él su país y la humanidad. El mundo necesita grandes líderes. Grandes líderes que combatan a las ideas perversas y defiendan los grandes valores. ¿Cómo un hombre como él llega a una Universidad como Al-Azhar, que es una universidad mítica, central, que desde luego ha significado la cuna de grandes ideas en el Islam, pero también ha sido la cuna de grandes perversidades? De ahí nacieron los grandes intelectuales de los Hermanos Musulmanes de Egipto, de ahí han nacido algunos de los grandes teóricos, de lo que después ha sido Al Qaeda, incluso ha influido en países como Sudán. No hablamos de una universidad donde siempre fluyen las ideas. A veces fluyen las maldades, a veces fluyen los fanatismos, a veces fluyen las ideas en las que se han basado el fundamentalismo y el terrorismo.



Si un líder democrático, de un país democrático, va a una universidad, lo primero que tiene que hacer es aplaudir a las luces. Si además tiene un pensamiento comprometido, luego tiene que hablar de las sombras y lo que no puede nunca, de ninguna manera, es mezclar en un lugar como ese, donde cada palabra va a ser medida y utilizada, no mezclar ideologías totalitarias con un conflicto sangrante, complejo y difícil, como el es conflicto que aquí vivimos.



Yo le perdono a Barak Obama casi todo, pero la primera cosa que no le perdono -y me la apunto en la agenda y a ver si hay más- es que me haya comparado la “Shoá” con el conflicto palestino. Es la primera maldad. ¿Por qué empiezo por aquí? Porque tenemos tres problemas.

Es primer problema es claro, diáfano y simple: La extrema derecha, el discurso clásico totalitario, el antisemitismo en estado puro, la bestia. La bestia que convirtió a los judíos en animales, la bestia que

los persiguió, la bestia que los aniquiló, que destruyó dos tercios de la población judía de Europa, que destruyó pueblos enteros, con sus gentes, con sus vidas, sus esperanzas, sus ilusiones, sus mundos. Que arrancó de cuajo la memoria de 400, 500 años de pueblos en Hungría, en Checoslovaquia, en Polonia. Que hasta arrancó los cementerios para que no hubiera huella. Esta maldad intrínseca, brutal, la maldad que ha hecho más daño en la historia de la humanidad –ninguna intolerancia ha matado tanto como el antisemitismo, ninguna- esa maldad es clara.



Si yo me encuentro con un fascista sé lo que tengo delante: un cerebro vacío y una maldad absoluta. El mal existe, lo veo cuando veo a un fascista. Lo veo cuando veo a un nazi. Lo veo cuando un chaval de extrema derecha me vacila en algún lugar. Ese es mi enemigo siempre, es mi problema, hoy no tanto.



Pero más allá de la extrema derecha que es diáfana y clara, del elevacionismo en estado puro, de los locos del mundo que incluso son capaces de negar un hecho tan brutal como algo que destruyó Europa y

con él a la Europa judía que fue el Holocausto, está es una amplia gama de relativistas. Esos son mi problema hoy. Son esa gente (y ahí es donde Barak Obama puso “la patita”) son esa gente que nunca te negarán el holocausto, “¡Por favor! ¡Son demócratas!”, que van con valores democráticos por el mundo, tengo amigos en todas partes así. Mis amigos de la izquierda, la mayoría, son gente comprometida con los derechos, algunos, muchos de ellos lucharon por esos derechos en España o en otros lugares, Latinoamérica por ejemplo, con dictaduras al frente complejas, durísimas. Sé de que hablo, en mi familia hubo hasta condenados a

muerte.



Estas gentes hablan de cualquier conflicto y son comprometidos, a veces son brillantes, a veces están informados (no siempre) y generalmente son gente que ama la libertad, pero cuando aterrizan en Israel se convierten en auténticos imbéciles. Y esa misma gente brillante dice auténticas tonterías.

Esa gente informada no sabe nada de este conflicto. Esa gente comprometida no se compromete con la libertad ni los valores fundamentales aquí.



Y esa gente que era mi colega, mi amigo, mi compañero de lucha por la libertad deja de ser mi compañero, mi amigo y, a veces, hasta se convierte en mi enemigo. Estos son los relativistas éticos.

Nunca van a negar el holocausto, nunca van a negar por supuesto la maldad fascista, son combatientes con el fascismo, pero en cambio lo relativizan y convierten la “Shoá”, convierten el Holocausto, la tragedia mayor de la historia, una auténtica industria de exterminio planificada,

estructurada y casi del todo eficaz, en una comparativa simple y fácil con cualquier conflicto que hay en el mundo, especialmente si hay judíos implicados.



¿Cómo puede el presidente democrático, de un país democrático, cómo puede un intelectual o un periodista o un líder político tomar la “Shoá” en paquete, en bloque y convertirla en la comparación de lo que ocurra en un conflicto que hace 60 años que dura y es de una enorme complejidad y que,

por supuesto, genera mucho sufrimiento?



Fíjense ustedes: hay presidentes o hay gobiernos en el mundo intrínsecamente malvados, hay gobiernos fascistas o islamo-fascistas, es igual, que condenan a muerte a le gente por disentir, que la condenan por ser mujer y amar a quien quieran, que la condenan por ser homosexual, que la condenan por cualquier cosa. Hay gentes que han declarado guerras y llevan miles y miles de muertos. Nadie ha comparado, por ejemplo, a Al-Bashir, el presidente del Sudán, con un nazi.



Nunca lo he visto con un Maguén David aquí, nunca he visto al presidente de Irán convertido en lo que es: un ser depravado y malvado, un auténtico totalitario en estado puro, nunca lo he visto. No he visto viñetas en mi país, no he visto un humor gráfico, no he visto titulares de prensa de periódicos

importantes y serios, algunos en los que he escrito o escribo, no he visto a nadie comparando a los grandes totalitarios del mundo con la maldad nazi, porque nada es comparable a la maldad nazi.



Pero si un solo judío mueve un tanque, si un solo judío israelí mueve cualquier elemento militar y se produce un conflicto, inmediatamente va a ser comparado con el brutal verdugo que convirtió a sus antepasados en carne de gas y los masacró. Es una de las grandes vergüenzas del mundo, si me permiten.



Por tanto el problema que tenemos nosotros tiene que ver con ese relativismo, que hace que la conciencia de un ciudadano libre, democrático y comprometido no estalle por los aires cuando hace una comparación de esa. ¿Qué ocurre? ¿Cómo es posible? Eras demócrata ¿Qué te pasó? A veces me dicen a mi: “tú dejaste de serlo”, “no defiendes a los débiles o no defienden a las víctimas”. Porque a ustedes se les ha despojado de la condición de víctimas. No lo son y a los otros se les ha despojado

de cualquier condición de culpables. Víctimas unos, integralmente culpables los otros, ¿Cómo calzamos eso?



De manera que si algo me preocupa hoy en el mundo tiene que ver no sólo con un pensamiento débil, que no arraiga en conceptos fuertes. Vivimos en una época de hamburguesa, de comida rápida. Las ideas son rápidas, los titulares son rápidos, el periodismo es rápido. Antes un cronista, un periodista, era alguien formado, sabía historia, había leído a Churchill. Hoy no, hoy puede ser un becario que con Internet hace una tesis doctoral en un minuto y medio porque lo quieren para el informativo.

Todo es de prisa, también pensamos rápido.



Fíjense ustedes: (y estamos en la Universidad) que la primera gran derrota de estos tiempos es la capacidad de preguntarse. La inmensa mayoría de la gente con la que yo me debato o me peleo en este tema y en otros no se hace preguntas pero tiene todas las respuestas, todas. Automáticas, inmediatas: Israel = malo, Israel = culpable, por supuesto, palestino = bueno, palestino = víctima.



Habla de todo, es complejo el tema. Ponle complejidad. ¿Complejidad en la comida rápida, en la vida rápida? ¿Qué es la complejidad? Y entonces sumamos a unos tiempos de relativismo ético, fíjense que yo no hablo de relativismo moral, ese es un tema religioso, ese no tiene porque

preocuparme, no es mi terreno. El ético es mi terreno.



Y cuando hablo de relativismos éticos hablo de valores fundamentales que nos mueven. No hay tantos, son cuatro y con ellos podemos ir por el mundo. Tienen que ver con la tolerancia, con la libertad, con el concepto de ciudadanía (el hombre comprometido, el hombre social, la mujer social,

la mujer comprometida), tiene que ver con los derechos fundamentales, no hay mucho más. Luego podemos ser de derecha, izquierda, de centro, liberales, podemos ser lo que queramos, podemos votar lo que queramos, pero hay un campo de juego común, hay un terreno en el jugamos.

Ese campo común en el que jugábamos: yo quiero más justicia social, yo quiero hacer más viviendas, yo quiero menos..., hay ideologías en las que pelearse. Yo soy muy ecologista, seguro que me pelearía con otros que lo ven distinto, yo soy anti-taurina, habría otros que defenderían esa cosa, yo

soy una defensora de los derechos de la mujer, habría quien lo vería distinto, probablemente, pero me puedo pelear entre demócratas. Sobre lo que no me puedo pelear es sobre la libertad, es sobre la tolerancia, es sobre la verdad informativa. Y cuando nos peleamos sobre eso rompemos las reglas de juego.



Bien, eso es lo que nos ocurre, que sobre Oriente Medio y especialmente sobre Israel hemos roto las reglas de juego y aquello que no practicamos en prácticamente ningún otro conflicto, lo practicamos aquí. Distorsionamos la información, no nos importa la verdad. Yo no creo en la objetividad, la

objetividad es muy subjetiva, pero creo en la profesionalidad.



Tengo algunos colegas aquí, ¿Están ustedes seguros, mi queridos colegas, que todos los profesionales que informan sobre Israel son profesionales en este conflicto? Para nada, para nada. La mayoría cuando baja del avión ya tienen la consigna escrita, ya tienen la información escrita y si se mueven una sola línea de esa consigna probablemente van a salir de este país y no van a ser corresponsales de los periódicos de mi país o de Europa.



Hay un pensamiento único sobre este tema y nadie se atreve a romperlo y cuando lo rompes tienes algunas alegrías a veces. Por tanto, si ponemos titulares a lo que hoy, quería decirles, estamos combatiendo no sólo contra ideas totalitarias, porque al enemigo se le ve fácil. Y cuando hablo de

enemigos no hablo de personas ni de religiones, ni de culturas, hablo del totalitarismo. El enemigo es aquel que quiere totalizar la vida, que la quiere destruir, que en lugar de defender la vida defiende a la muerte, conocemos a alguien así.



Ha habido a lo largo de la historia, a derecha e izquierda, laico o teocrático, grandes totalitarismos. El problema del mundo es que a veces sólo hablamos de los dictadores de derechas y poco de los de izquierdas. Pero se parecen, son iguales. De Stalin a Hitler no hay tanta diferencia, perdonen que les diga. Y por supuesto de Hitler y Stalin a Ahmadinejad cero diferencia. Son exactamente iguales, aman la muerte, destruyen y odian la libertad, odian los valores occidentales y cada día, permanentemente, se convierten en la gran amenaza del mundo.



Más allá de ellos, vivimos en un mundo donde la información ya no es sólida, a menudo es francamente deplorable, donde confundimos las verdades informativas con la pura propaganda, donde se practica un relativismo en los valores fundamentales, rompemos las reglas de juego y -

donde además- la complejidad nos asusta hasta el punto donde necesitamos practicar el maniqueísmo para entender los conflictos.

La inmensa mayoría no conocen ni a un solo judío y cuando piensan en judíos piensan en los tópicos. Es cierto que en un informe del Ministerio de Educación (de España) sobre intolerancia un tanto por ciento muy elevado de estudiantes de secundaria dijeron que nunca querrían vivir al lado de

un judío, sin conocerlo, eso es cierto. Es algo que alarmó a las autoridades españolas. También lo dijo respecto a un gitano y lo dijo -en menor medida- también respecto a un árabe. Lo que en España llaman moros, que es un término malvado porque es un término despectivo.



Pero más allá de esto, de este antisemitismo, yo creo que la sociedad española ha evolucionado muchísimo, se ha quitado de encima la cruz –digamos- puede ser religiosa o no, pero no en esa forma fanática que hubo en otras épocas, que ha progresado muchísimo y se ha modernizado, cuando mira los conflictos del mundo tiende a ser solidaria con las víctimas.

Cuando mira este conflicto la mayoría no tienen opinión, pero se la crean y por tanto a partir de ahí puedo decir que en Europa globalmente y en España muy en particular, en la vieja Sefarad, hoy por hoy hay un sentimiento brutalmente anti-israelí mayoritario que tiene que ver con tópicos, prejuicios, mentiras, manipulaciones, tergiversaciones que han convertido al ciudadano español en solidario con la víctima, convencidos de que la víctima es ese pobre niño palestino con una piedrecita y que ese es

el conflicto.



Y ese ciudadano puede ser muchas cosas, piensen ustedes en qué son. A lo mejor es el señor que me limpia el coche, a lo mejor es el jefe del taller donde yo lo arreglo, a lo mejor es la que me vende el pan, a lo mejor es mi peluquera, a lo mejor es mi médico, o es quizás mi compañero en televisión.



Cualquiera de ellos es gente fantástica, normal, votan al partido socialista, votan al partido popular, votan a quien quieran, votan a partidos catalanes si son catalanes, es igual, son gente diversa. Pero de golpe les dices: “Israel” y salivan. “Malo”. Es decir “Israel = malo”. ¿Por qué? Y bueno, “porque son los malos, está clarísimo ¿No ves las noticias?” Y a esa persona que no sabe nada de ningún conflicto internacional de pronto le estructuran un conflicto complejo de sesenta años en dos minutos.



E inmediatamente se convierte en experto en política internacional: mi peluquera, mi panadero, el señor del taller. Cualquiera de Israel lo sabe todo. El conflicto más complejo al que hace veinte años que sigo y aún tengo tantas y tantas dudas. Esto tiene que ver con el maniqueísmo y la simplicidad.



En un mundo en el que cuando pasa algo a miles de kilómetros, lo quieres saber al minuto, como que cada día hablan de este pequeño país, quieren saberlo todo al minuto y los voceros les dan la información, la depositan en “la cajita” que corresponden y quedan tan tranquilos. Pregúntense ustedes por que tantos jóvenes universitarios en Barcelona o en Madrid o en París o en Londres de golpe chillan por las calles en contra de Israel, son capaces de estar en manifestaciones donde se grita “viva Hamas” y son jóvenes democráticos, que viven en sociedades democráticas y no tienen ni idea de lo que es Hamas. Que se ponen la “kefiá” porque creen que eso forma parte de la solidaridad, son buena gente ¿Porqué hacen eso? Porque les han dicho que esas son las víctimas.



Si me permiten que lo diga en estos términos: no lo odien, pero ayúdenme, ayúdennos a dar la vuelta a esta situación. Esta situación es perversa porque ataca directamente los valores en los que estamos de alguna forma consolidándonos o combatiendo.



Bien, y todo esto ¿Por qué ocurre? Les he hablado de relativismo, les he hablado de simplicidad, les he hablado incluso de una simplicidad y un relativismo que llega a teñir el discurso más importante que quiere hacer alguien tan importante como Barak Obama. A ver si alguien miembro de su grupo le explica las cosas mejor.



¿Porqué pasa esto? Lo primero que hay que tener en cuenta -y perdónenme ustedes- es que el judío es “la víctima histórica”. Pero también es “el malo histórico”. Es decir, en la piel judía ustedes han sufrido centenares de años de desprecio, apartheid, segregación, persecución y muerte. La frase

famosa que alguna vez he escuchado: “Primero nos dijeron no pueden vivir entre nosotros como judíos, después nos dijeron no pueden vivir entre nosotros y después nos dijeron no pueden vivir”.



Esa es la historia.

Pero eso se fundamentó durante siglos en la conversión de esa víctima en el culpable. De manera que el judío era desde la Edad Media hasta ahora el culpable de todo. Era el culpable en su momento de la peste negra, era el culpable de que hubiera una crisis económica, era el culpable de momentos

políticos abruptos y difíciles, era culpable de cualquier cosa.



Es decir, el primer motivo -pónganlo ustedes en los titulares- la víctima siempre ha sido culpable

¿Porqué no lo será ahora? ¿No se fijaron que se repiten perfectamente igual los tópicos? ¡Fíjense! Es decir, se están repitiendo los conceptos antisemitas como si nunca los hubiéramos elaborado, como si

la “Shoá” nunca hubiera existido. En la Edad Media ustedes mataban niños para beber su sangre y hasta hace dos días nos lo explicaban en los autos sacramentales. Ahora matan niños palestinos.



Siempre son niños.

Hasta hace dos días ustedes eran los culpables de todos los males del mundo: la peste negra, los conflictos. ¿No son ahora culpables de que haya problemas en el mundo? ¿Cuántos personajes inteligentes han escrito “si no existiera Israel no habría conflictos”? ¿Cuántos en España escribieron

“Por culpa del conflicto de Israel nos han matado 200 personas en Madrid? Como si ustedes hubieran finalmente puesto las bombas. Cuántos en el mundo dicen, en una encuesta del Parlamente Europeo, hubo una mayoría de europeos que dijeron que Israel era el país más peligroso del mundo. ¡Del mundo! Ni Sudán, ni Yemen, ni Katar, ni Malasia, ni Somalia actual, nada, nada, ninguna dictadura: ¡Israel! Siete millones de tipos luchando por sobrevivir y que además aún tienen ganas de darnos premios Nobel, el problema del mundo, ¡eh! ¿Quién?



Y fíjense ustedes que desde las épocas de la Orjana rusa ustedes eran los que movían las finanzas del mundo. Los banqueros alemanes, austríacos, moviendo las finanzas, dominando el mundo. Ahora ustedes mueven las finanzas a través de Wall Street, siempre hay judíos moviendo la economía. Del petróleo nadie habla. Es decir, la auténtica bomba económica del mundo que es el petróleo que está toda en manos de “grandes demócratas” eso no es ningún lobby. Eso no influye, no marca políticas, no marca agendas, no marca valores, nada, cuatro tipos con “kipá” mueven el mundo. Ustedes deben ser enormemente ricos, ciertamente ¿no?



A ese elemento, que es el de la culpa histórica, ¿Ustedes creen que a un ciudadano de hoy en día, moderno, en el siglo 21, nada de eso está aquí? Está todo intacto, incluso aunque esté depurado. Al fin y al cabo el judío ha sido siempre un tipo turbio, el tipo extraño, el tipo culpable. ¿Por qué no

ahora? Si los judíos fueron los parias entre los pueblos ¿Cómo no va a ser Israel la paria entre las naciones? ¿Les parece extraño?



El segundo elemento tiene que ver -y ahí ya me duele más- con el papel que la izquierda tuvo históricamente con Israel. No nos equivoquemos, en el ADN de cualquier ciudadano Europeo existe

el antisemitismo de corte cristiano clásico, en el ADN de todo pensador de izquierdas europeo existe también el antisemitismo soviético. Eso es clarísimo y eso moviliza, para nuestra desgracia -para la gente que somos progresistas- una parte fundamental del pensamiento.



Décadas de convertir a este pequeño país en la mano armada del imperialismo “yankee” capitalista americano.

Décadas de convertir a este país en el opresor de los pueblos del tercer mundo.

Décadas de convertir a un tipo corrupto, autoritario, malvado, violento llamado Arafat en un héroe nacional.



Décadas de eso. Y esas décadas están en nuestro subconsciente y cuando alguien de izquierda escribe un artículo sobre Israel tiene eso ahí. Ha leído montones y montones de manifiestos de épocas anteriores donde le explicaban que ese país no era de fiar. Si los judíos no son de fiar, si Israel no es de fiar, al fin y al cabo tampoco es tan extraño lo que ocurre.



Y desde luego -no tengo ninguna duda- de que una parte del pensamiento de izquierdas., que se ha convertido tan abruptamente en un pensamiento anti-israelí tiene que ver con el pasado y no con el presente, tiene que ver con la propaganda, tiene que ver con la consigna no con el pensamiento, no

con las ideas.



Además, hay que decir que algunos pensadores de izquierdas están sobrevalorados, de derechas también ¡eh!, pero les digo de izquierda porque son los que hablan especialmente de este tema. Hay

algunos pensadores de izquierdas que no piensan, pero tienen la etiqueta.

Fíjense ustedes lo que ocurre que es algo muy curioso. Cuando un intelectual más de derechas o más liberal se equivoca en un análisis político se hunde, se hunde. Cuando un intelectual de izquierda se

equivoca, le dan premios y pueden estar toda la vida equivocándose.



Siempre pongo el mismo ejemplo y lo voy a poner cada día que pueda: Saramago. Saramago es un tipo que defendió a la Unión Soviética, que defendió el Muro de Berlín, que defendió a Camboya, que defiende aún a ese espantajo de Cuba, que ha defendido todas las dictaduras, que estuvo en las últimas elecciones en Portugal en el último punto de la lista cerrando la del partido comunista portugués, que es lo más jurásico del mundo. Este tipo que lleva toda la vida equivocándose es capaz de banalizarte la “Shoá”, de decirte que ya se les ha pedido perdón demasiado a los judíos, de

comparar a Israel con los nazis -como ha hecho- y, por supuesto, de decir auténticas mentiras sobre el conflicto. Y en mi ciudad le dan premios, es un gran intelectual.



Bien, si tenemos una culpa histórica, un culpable histórico, y tenemos un pensamiento de izquierdas estructurado en contra de Israel, la suma es realmente explosiva. Pero además hay más elementos.

¿Ustedes creen sinceramente que el pensamiento unívoco, casi único del mundo contra Israel tiene que ver sólo con ideas? ¿O tiene que ver también con intereses? Veamos, qué da Israel al mundo?

Cuatro tonterías, algún premio Nobel de medicina, alguno de química, algunos tipos inteligentes, algunos inventos que pueden cambiar a la humanidad, “nada”. ¿Qué dan los otros? Petróleo.



¿Realmente ustedes creen que millones y millones de personas que viven en dictaduras teocráticas o en semi democracias, fundamentalmente vinculadas al Islam, no tienen ninguna influencia en el pensamiento político internacional? Más aún, ¿Ustedes creen que auténticos y brutales dictadores que yo llamo abiertamente fascistas islámicos ... (y no lo confundo con el Islam que es otra cosa: mi

problema, mi enemigo, mi causa no es el ciudadano musulmán, ese puede ser mi amigo y puede ser mi causa; mi problema, mi enemigo es un integrista islámico, un dictador en nombre del Islam, el que usa a Dios para matar, el que usa a Dios para esclavizar). ¿Ustedes creen que todos estos dictadores tan “bonitos” no tienen nada que ver con el pensamiento colectivo? Díganme ustedes ¿Qué pasa si hablas contra Israel? Nada. ¿Ustedes van a matar a alguien? ¿Va a haber algún problema? ¿Lo van a amenazar? ¡Que va!



Si usted habla contra Israel forma parte de los buenos, de los solidarios, de los progresistas, de los comprometidos, de los que están al lado de las víctimas y va a recibir un montón de premios o va a tener prestigio. Atrévase usted a hablar en contra de las dictaduras islámicas. Primero va a empezar a tener algún problema, de vez en cuando alguna amenaza, de vez en cuando algún insulto, más de vez en cuando que nunca. Los amigos van a decir no eres solidario, te equivocaste, la multiculturalidad, la pluralidad y a partir de ese momento si además hablas a favor de Israel puedes empezar a tener problemas realmente muy serios.



Yo -si me preguntan- sí yo los he tenido. Les diré -“como tantos”- no le doy más importancia que a otros, pero es evidente que no es cómodo. Usted se pone el vestido anti-sionista y va por el mundo tranquilo y contento, usted se pone el vestidito abiertamente anti-islámico fundamentalista y ya no va

tan tranquilo. Si además es mujer y chula como yo, pues bueno, verán los problemas.



A un culpable histórico, atávico, a un pensamiento de izquierdas que lo culpabiliza aún más en la modernidad porque el cristianismo era el judío antiguo, el discurso de izquierdas es el judío actual.

Una vez le dije yo “perdóname” al Ministro Moratinos “a ti te gustan mucho los judíos muertos, pero los vivos... , a veces me haces sufrir”. Porque Toledo, las piedras, todo eso le encanta, eso es muy antiguo, pero los judíos actuales viven en Israel, eso es más complicado.



Y yo no estoy contenta con mi gobierno en este tema, en otros sí. Pero no incomodo a mi Embajador, pero como lo escribo igualmente y ya lo leen lo puedo continuar diciendo ¿no? Porque creo que en este tema no somos en absoluto comprometidos con la verdad y por supuesto no estamos comprometidos, desde mi punto de vista, con las víctimas.



Y ahí está el cuarto elemento: “la víctima”. Si ustedes son el culpable eterno ¿Quién es la víctima? La víctima es el débil. Bien, ¿Quién es débil en este conflicto? Mi postura, mi opinión, después de hacerme muchas preguntas es que un pequeño país de siete millones de personas que no lleva un solo día de paz, en el sentido más puro del término real, porque a veces hay guerras solapadas incluso cuando hay paz, que tienen miles de enemigos, que hay un país miembro de la ONU que le ha declarado la guerra y quiere destruirlo, que hay una ideología totalitaria que habla en su primer principio de destruir, por supuesto, al “ente sionista”, no tiene nombre Israel.



Ese pequeño país no puede perder la guerra ni un solo día y sus enemigos la pueden perder cada día la guerra. Ese pequeño país es el débil. Puede tener un ejército importante, puede tener armamento

nuclear (“no sabemos”), puede tener lo que ustedes quieran, ese país es el débil porque o por la vía de la presión demográfica o por la vía de la presión mediática o por la vía de la presión violenta o por las tres a la vez, ese país está permanentemente acosado y a pesar de querer vivir en normalidad, vive permanentemente traumatizado porque tiene que gastar enormes energías en decir que es bueno, en decir que no lo odien, en defender la vida de su gente y además, encima, de ser puntero en tantos y tantos aspectos.



¿La víctima es el otro? Evidentemente hay víctimas. Y evidentemente el pueblo palestino es víctima, no tengo ninguna duda. La pregunta es ¿De quién?



Porque desde mi punto de vista el primer enemigo del pueblo palestino (y me gustaría leer eso, escuchar eso, y cuando mi Presidente de

Gobierno se pone la “kefía” me gustaría que eso lo supiera o le llegara) el primer enemigo del pueblo palestino son y han sido históricamente sus dirigentes que lo han convertido en un pueblo permanentemente obsesionado con destruir al otro y no permanentemente obsesionado con salirsepolíticamente de su situación.



El primer enemigo es Arafat y lo fue, el primer enemigo son los países árabes que lo han utilizado, lo han manipulado, lo han matado, nadie ha matado más palestinos que los árabes, recuérdenlo, lo ha abandonado a su suerte y lo continúa utilizando.

Me atrevo a decir que Irán es enemigo del pueblo

palestino.

Me atrevo a decir que Hezbollah es un gran enemigo del pueblo palestino.

Me atrevo a decir que Hamas es un gran enemigo del pueblo palestino.

Me atrevo a decir aquí y en mi país, que es más difícil, que cada país que calla y otorga es enemigo del pueblo palestino aunque le den montones de millones de dólares.



¿Qué hacemos con el pueblo palestino? Evidentemente ustedes tienen que poner de su parte, tienen que querer conseguir salirse. Pero también tengo que decirle y lo creo que lo han intentado montones de veces y al otro lado hemos tenido montones de países que han permanentemente criminalizado la posibilidad de una salida con líderes autárquicos que no querían ser presidentes de gobierno, querían ser héroes de su país, y hablo de Arafat, creo que fue nefasto.



Con intelectuales en el mundo que cuando gritan a favor de Hamas no están defendiendo la causa de la paz, están pervirtiendo la causa de la paz, y con una población tan brutalmente utilizada que no

sabe algo fundamental: el único futuro del pueblo palestino, el único aliado, hoy por hoy, es Israel, el único.



Seguramente no todos, seguramente no siempre, seguramente no todo lo han hecho bien. A mí todo no me ha gustado de ustedes, pero no tengo ninguna duda de que si alguna salida hay para este pueblo no es el integrismo islámico que condena a sus niños a ser bombas humanas, a sus mujeres a ser esclavas, a sus ciudadanos a ser tipos embrutecidos en el odio, la intolerancia, la maldad, eso nunca puede ser el futuro de nadie.



¿Cómo podemos pensar, cómo puede alguien en Barcelona -mi ciudad- alguien pensar que el futuro del pueblo palestino es un tipo teocrático fundamentalista que considera que una mujer es menor y un niño es una bomba, cómo puede eso? Pero también, todos los que se llenan la boca a favor de los palestinos, no defienden la paz, algunos lo creen, muchos les importa un rábano.



Cómo va a defender la paz un país como Irán que arma grupos terroristas, que ha formado parte del atentado más sangrante de la historia de Argentina tipificado en el sumario judicial, que ha sido

capaz de decir que destruirá a todo un pueblo si puede, por supuesto con esas bombas nucleares que quiere para hacer luz ¿Cómo puede ser ese el amigo de alguien? ¿Cómo puede ser el amigo de alguien Nasrallah, por ejemplo? ¿Cómo pueden ser todos estos locos? ¡Estos son los enemigos de

todos!



En los textos fundacionales de Hamas nunca se habla de un estado palestino, léanlos. Se habla de una República Islámica desde el Mediterráneo hasta el Sudeste-Asiático. En los textos del

fundamentalismo islámico, nacidos de Al-Azhar, por cierto, nunca se habla de la creación de estados democráticos. Y eso ni es amigo de la paz, ni es amigo de la libertad.



Choque de civilizaciones, alianza de civilizaciones, yo lo he escrito eso, se lo he escrito a mi presidente. Oiga usted, claro que alianza de civilizaciones, con las mujeres oprimidas de Irán, con los estudiantes que luchan en las calles y mueren, con las mujeres lapidadas en Arabia Saudita, con las mujeres de Nigeria, con los hombres y mujeres de Somalia, con los niños que son educados para el odio en Gaza. ¡Esos sí que son una alianza, pero con sus dictadores, con sus torturadores, con sus manipuladores, yo no me

quiero aliar con eso, yo quiero combatir a eso!



Porque la única civilización es la que se basa en la libertad y cuando alguien impone su criterio sobre nosotros no está defendiendo la libertad, está destruyendo la libertad. Eso es lo que ocurre aquí, que

uno es un chico estudiante de una universidad de Barcelona y cuando mira hacia aquí dice: ¿A ver qué pone la prensa? Y la prensa ataca siempre a Israel porque es más cómodo, más fácil, porque no te crea conflictos diplomáticos, porque a veces incluso hay intereses económicos y porque nadie tiene agallas para meterse con según qué. Y recuerden ustedes aquella frase famosa de que “lo peor es el silencio de los buenos”. ¡Cuánto silencio! ¡Cuánto bueno equivocado!



Quiero relatarles lo que ocurrió cuando hubo la incursión armada en Gaza, en mi ciudad, en Barcelona. Para que se hagan una idea los que no conocen de qué estamos hablando. España es un país que ha hecho un proceso democrático extraordinario, que ha avanzado en los derechos y en los

valores de manera muy notable. Hace poco estábamos en una dictadura y hoy yo creo que competimos en valores con grandes países. En este punto yo me siento orgullosa y me siento orgullosa de Cataluña, mi nación, es el país en el que me he criado, es mi identidad y es la lengua que hablo normalmente. Por tanto yo no tendría motivos para ser crítica con el lugar en el que vivo, los gobiernos que tengo, a lo mejor hasta los he votado en algún momento.



No, mi problema está en que ocurren cosas muy extrañas que tienen que ver con lo que le he explicado. De golpe hay una incursión en Gaza, ese joven estudiante lee la prensa. Hace tiempo que sabe que los judíos son brutales, provocan apartheid, contaminan las aguas para que los niños

palestinos no puedan beberlas (mitos medievales clásicos en estado puro), Tzáhal es un ejército de ocupación, los otros son niños con piedras, nunca hay misiles, nunca hay logística terrorista, nunca hay miles de millones de dólares dedicados al terrorismo, eso nunca existe en la prensa española ni

en casi ninguna. Pasa eso y mi estudiante de Barcelona dice “otra vez esos imperialistas malvados, ocupadores de territorios que se han quedado las tierras de otros (porque mi estudiante no sabe historia y menos de aquí), están masacrando a mujeres y niños palestinos y por tanto yo tengo que

salir a la calle”.



Se organizó una manifestación a la que fueron más de cuarenta mil personas a favor de Gaza. A esa manifestación fue lo que llamaríamos en Cataluña (que saben que tenemos un gobierno autónomo) el Ministro de Interior. Por suerte he de decir que el Ministro de Interior Español tiene la cabeza más bien puesta, pero el de Cataluña no la tiene tanto. Generalmente un Ministro de Interior en cualquier país del mundo es el que se encarga de la policía, se encarga de ordenar una manifestación, se

encarga de que no ocurra nada. Allí no, el Ministro de Interior de Cataluña estaba en la manifestación, cuando en Madrid pasaban cosa parecidas.



Cuarenta mil personas, montones de políticos, intelectuales, banderas de Hamas, banderas abiertamente de odio, Coranes como símbolo muy laico muy democrático, porque creo que esa manifestación no era un término religioso exactamente. Y el careto, la cara de seis pobres catalanes,

entre ellos yo me cuento, como ejemplo de genocidas porque no defendíamos a las víctimas palestinas. En esta manifestación, cuarenta mil personas llevaban mi foto y las de otras personas, amigos, porque habíamos dicho que esto era más complicado que un asunto de buenos y malos.



Yo nunca he escrito a favor de ninguna muerte porque creo en la paz, pero nunca voy a escribir lo que quieren oír otros y escribí: “Hay una histeria desatada en Cataluña y en España en contra de Israel” y me pusieron en la foto con pequeñas dianas, en fin…En esa manifestación incluso alguien sacó una pistola y la mostró y de golpe cuarenta mil personas en Cataluña, cuarenta mil supongo demócratas, estaban en una manifestación donde se gritaba a favor de una organización que mata gente, que adiestra niños para matar, que esclaviza mujeres, odiaban a una democracia y cogían a

conciudadanos suyos y los convertían en culpables de un genocidio.

Miren si llegó la locura que un grupo de ellos me llevó a mí a los tribunales porque era negacionista del holocausto palestino. Por supuesto la fiscalía no aceptó el trámite, pero lo llegaron a hacer. Y pasaron dos cosas, por supuesto algunos escribimos unos artículos demoledores. Yo escribí un

artículo titulado “La libertad escupida”, frontal porque miren ustedes estos dos de aquí (sus padres) me han hecho así, no me callo. Y después pintadas en las universidades, pintadas en las calles, se atacaron dos sinagogas en Barcelona, levemente, pero se atacaron, ciudadanos que eran judíos

tuvieron algunos problemas, gente que por otro lado nunca ha opinado del conflicto pero que se sabe que son judíos, en las “webs” todo tipo de locuras.



Mi foto con una esvástica como si fuera un “Maguen David”, pero esvástica. Incluso el gobierno catalán se planteó no hacer la conmemoración de la “Shoa” en homenaje a los palestinos, que motivó un conflicto con el Embajador de Israel, que es un tipo muy decidido y muy valiente, que envió una carta, se quejó, se manifestó. Todo esto ocurrió en Barcelona que es una ciudad muy bonita, una ciudad democrática, visítenla, vayan, quiéranla, pero sepan que ocurre eso. ¿Se ha vuelto todo el mundo loco? No, está instalado el pensamiento único y cuando uno levanta el dedo y dice cuidado

esto es más complicado, inmediatamente te conviertes en opresor, en defensor de genocidas.



La verdad es que tengo que reconocer que fueron momentos difíciles. Yo recibí amenazas, mi familia la pasó mal, como es evidente. Yo quiero pensar que fue más propaganda que amenaza real, pero bueno ahí estuve con policía y con líos de estos que son bastantes pesados y complicados. Y

han ocurrido más cosas, un grupo de actores hizo un manifiesto brutal, y tanto que me gusta a mí Bardem como hombre, pero como ideólogo es de un simple y de un burro que ni les cuento, como pasa con tantos…



Todo esto tiene que ver con un pensamiento único sobre este conflicto, con una ridiculización hasta el extremo de la condición del israelí, como ocurría con la condición del judío alemán. Ustedes recuerdan cómo se enseñaba a los niños alemanes qué era el judío? Estaba casi deshumanizado, era

un animal, no tenía condición humana, era simple en la caricatura malvada.



Porque nos jugamos el futuro. Y no solamente el futuro de Israel o de los judíos, sino el de mis hijos.

Somos pocos y tenemos que luchar en esta lucha desigual pero imprescindible.

Ustedes, los judíos y los israelíes, están en el frente de esa batalla.

¡Resistan! ¡Sobrevivan!


Gentileza: Eial Bluer, Amigos Habla Hispana UTA.

Reenvio: www.porisrael.org/ Porisrael Foundation

1 comentario:

Gli amici di Georges (Brassens) dijo...

Hola Pacobetis! Esta mujer es genial, y eso que es catalana (como yo, por cierto...)! Realmente, da gusto leer sus palabras.