viernes, 13 de marzo de 2009

Una mirada al pasado .... desde el futuro


¡Que pena que la impotencia de Eurabia no tenga tan fácil solución como la otra!


La impotencia de Europa Occidental
Por David Mandel
Mi enfoque /275
Reenvia: http://www.porisrael.org/


Algunos nacieron impotentes, algunos se volvieron impotentes, y hay otros que fueron obligados a ser impotentes.

(Paráfrasis de la Escena 5, Acto 2, de Noche de Reyes, de William Shakespeare).

Los historiadores del futuro, analizando la primera década del siglo 21, dirán que los países democráticos de Europa Occidental sufrían de soberanía impotente, coraje caído, y derrotismo fofo, problemas que, al no ser tratados ni curados, causaron metástasis y, finalmente, la transferencia de esos países al control del Islam, en la segunda mitad de este siglo.

Los historiadores lamentarán que los países de Europa Occidental no lograron encontrar un remedio para su problema de impotencia, que fuera tan efectivo como el citrato de sildenafil, fármaco que, bajo el nombre de Viagra, solucionó con éxito otro tipo de impotencia a muchos individuos.

El primer síntoma de la impotencia europea ocurrió el 14 de febrero de 1989, cuando el Ayatolá Khomeini, líder máximo de la República Islámica de Irán, decretó una fatwa (edicto religioso) condenando a muerte al escritor británico nacido en la India, Salman Rushdie, y a sus editores, por blasfemia y apostasía debido a ciertos párrafos incluidos en el libro Los Versos Satánicos. El 24 de febrero Khomeini ofreció una recompensa de tres millones de dólares a quien asesinase a Rushdie. El escritor pasó años escondido, pero su editor noruego fue gravemente herido de bala en Oslo, el traductor japonés fue asesinado en Tokio, el traductor italiano fue golpeado y apuñalado en Milán, y 37 personas murieron quemadas en un hotel en Turquía por una turba que quería linchar al traductor turco.

En 1997 la recompensa fue doblada. En 1998 el fiscal general de Irán ratificó su apoyo a la sentencia de muerte. Irán dice que no puede anular la fatwa, porque eso sólo lo puede hacer quien la decretó, el Ayatolá Khomeini, pero éste está imposibilitado de hacerlo por haber fallecido el 3 de junio de 1989.

Los países europeos no reaccionaron mayormente contra esa inaudita amenaza iraní. Gran Bretaña rompió relaciones con Irán, pero las reanudó el siguiente año. Ninguna asociación de escritores o académicos inició un boicot contra Irán.

En el curso de los siguientes años se agravó la impotencia europea. Los islámicos fanáticos predicaron libremente en las mezquitas de las ciudades europeas su odio contra los "infieles". Turbas musulmanas quemaron cientos de autos en París, y la reacción fue: "son incidentes aislados". El Arzobispo de Canterbury, jefe de la Iglesia Anglicana, declaró en el mes de febrero del año 2008: "Hay que legalizar ciertos aspectos de la Shaaría (ley religiosa islámica) en Gran Bretaña".

Geert Wilders, un parlamentario holandés, realizó un film documental, llamado Fitna, con citas del Corán que incitan a la violencia. El resultado fue que en Holanda está siendo investigado, y en Gran Bretaña le negaron el ingreso al país.

El escritor francés Robert Redeker escribió hace dos años un artículo titulado "Como debe el mundo libre afrontar la intimidación islámica". Recibió amenazas de muerte que lo han obligado a vivir escondido hasta hoy, y puede salir a la calle sólo cuando está acompañado por dos guardaespaldas. Ningún intelectual protesta, ni hay editoriales al respecto en los periódicos.

En los colegios franceses muchos profesores prefieren no mencionar el Holocausto, aunque es parte del curriculum, por temor a la reacción de los estudiantes musulmanes.

Hay barrios en París que parecen árabes y no franceses, con banderas, y slogans en las paredes apoyando a Hamás. En las manifestaciones, los participantes enarbolan las banderas verdes del Islam, las rojas del comunismo y las negras de los anarquistas, y marchan, pidiendo, no la paz sino la destrucción de Israel.

El más reciente ejemplo de la impotencia europea frente al Islam, ocurrió hace unos días en Malmo, la tercera ciudad más grande de Suecia, donde los musulmanes constituyen más del 50% de la población. En el certamen de tenis de la Copa David el equipo israelí se enfrentó al equipo sueco. La policía de Malmo, reconociendo su impotencia respecto a la probable reacción de la población musulmana, prohibió la presencia del público, y los tenistas jugaron en un estadio vacío. 7,000 manifestantes se reunieron en la plaza principal de Malmo y marcharon hacia el estadio con el propósito de ingresar a la fuerza y, posiblemente, linchar a los jugadores israelíes. En el discurso que dio el jefe del Partido de Izquierda de Suecia a la muchedumbre, no intentó tranquilizar los ánimos para evitar actos de violencia, sino, por el contrario, echó más combustible a la hoguera pidiendo que se haga un "boicot al régimen racista israelí".

Posdata.- Los jugadores israelíes no se dejaron amedrentar por el odio y por las amenazas, y vencieron a los tenistas suecos, eliminándolos de la Copa Davis.
Aún estamos a tiempo pero desgraciadamente son demasiados los que ya han renunciado a la Libertad. Acabarán siendo víctimas de su propia cobardía.

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