viernes, 24 de octubre de 2008

Igualdad sin leyes


Mujeres
ASEI (Asociación Solidaridad España-Israel)


En un país donde un articulista no tiene empacho en demostrar públicamente su ignorancia, afirmando que los Salmos del Rey David pertenecen a la Torá o Pentateuco, es muy probable que las elites, no digamos la mayoría, desconozcan que hay un país de Oriente Medio en el que la presidencia del Parlamento, del Tribunal Supremo, y, probablemente pronto, la de su Gobierno, están desempeñados por mujeres. ¡Ha oído usted bien!: Tres mujeres al frente de las altas Magistraturas de poder efectivo en un Estado de Oriente Medio. Por supuesto, ese país no puede ser otro que Israel, el único Estado democrático, como el nuestro, en el arco que va desde Marruecos hasta la India.

La coincidencia no es anecdótica o desconocida en la historia de Israel, donde las mujeres han desempeñado un papel fundamental –de liderazgo muchas veces decisivo– en su vida social, política: desde Judith y Esther hasta Golda Meir; donde las mujeres no sólo tienen plena igualdad jurídica con los hombres, sino un papel social vital, en todos los ámbitos (desde la defensa hasta la economía, pasando por la docencia). En fin y aunque la frase suene a tópico: una isla de democracia en un mar de oscurantismo y dictaduras, donde el principio ideológico dominante al respecto es el de "la mujer, la pata quebrada y en casa". En el supuesto de que usted niegue o ponga en duda esta afirmación nuestra, le pedimos que, por favor, nos indique donde se encuentra ese otro Estado.

¿Es esto extraordinario? Para nosotros no; lo vemos natural, probablemente lo mínimo. De hecho, en España, la Ley de Igualdad pretende que ésta deje de ser formal para ser efectiva y en todos los ámbitos. Por eso, resulta llamativo que, dadas sus semejanzas, las relaciones entre la sociedad civil española y la israelí sean escasas. Podría decirse que la "culpa" es de ambos. En los últimos años han proliferado lo que se han venido llamando viajes "solidarios" al extranjero con los más diversos motivos y viajeros. Pues bien: ahí tenemos un país y un pueblo con el que solidarizarnos, ya que lucha nada menos que por su supervivencia y por nuestros valores. Entonces, ¿cuál es la razón de esa indiferencia? A nuestro entender, y aunque nos pese, la respuesta está clara: porque el pueblo de Israel no quiere conmiseración sino comprensión para su lucha. Quiere opiniones basados en la justicia, en su consideración como iguales y en la ecuanimidad; no en el maniqueísmo basado en el prejuicio y la ignorancia. Con sus dificultades, divisiones e insuficiencias, la vitalidad y capacidad de lucha y superación de los israelitas nos impiden adoptar una postura paternalista frente a sus problemas. Al fin y al cabo esto no es ni más ni menos que lo que nosotros esperamos de los demás.
Artículo especialmente dedicado a todas aquellas ¿feministas? ¿progresistas? a las que desde España, desde Eurabia, se les cae la baba ante cualquier teócrata islámico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Paco, estoy , como tu , en SIONISMO DOS CERO

saludos a todos !
shalom
dolores.