La tregua no es el comienzo de la paz
Ana Jerozolimski
Ayer jueves, a las 6 de la mañana hora de Israel, entraba en vigencia la tregua pactada entre Israel y Hamas, a través de la mediación egipcia.
Aún suponiendo que todo funcione como fue acordado, que durante seis meses no se abra fuego desde la Franja de Gaza hacia la población civil del sur de Israel-ni de cohetes, ni de morteros, cargas explosivas o disparos- , que no suceda nada que lleve a Israel a reaccionar , la situación es compleja.
En el mejor de los casos se puede hablar de escepticismo, no de alivio ni de festejos de ningún tipo. Mientras los pesimistas (¿serán ellos los realistas?) sostienen que la tregua es una catástrofe que no hará más que dar a Hamas y los otros grupos radicales un respiro que les permita organizarse, fortalecerse y prepararse para una nueva serie de choques, los "optimistas" tampoco salen a las calles con luces de bengala por la "llegada de la paz". En una situación como la actual, los "optimistas" son simplemente aquellos que creen positivo se haya dado una nueva chance a un alto el fuego, confiando en que realmente aguante medio año y no se desmorone en cuestión de días, dando paso a lo que la mayoría del país parece creer tarde o temprano llegará: un operativo militar de gran envergadura para intentar debilitar seriamente a Hamas. Pero nadie cree que con esta tregua, llega al fin la paz.
Está clarísimo que Hamas no aceptó la tregua porque quiera abrir el camino hacia un entendimiento con Israel, sino porque desea aliviar un poco la presión. Las encuestas todas muestran que en Gaza ha bajado su popularidad y que en general ha subido algo la del Presidente Mahmud Abbas, a pesar de que el control del poder en Gaza no se ha debilitado.
Pero presiones no faltan, la situación interna es difícil, y a Hamas le conviene la tregua. Cuando hay silencio, si Israel levanta aunque sea parcialmente las restricciones impuestas a Gaza en el bloqueo debido a los ataques en su contra, se estabiliza la situación y ello ayudará a Hamas. Ni que hablar de los entrenamientos y el contrabando de armas con que la organización continuará fortaleciéndose también durante la tregua.
Uno de los elementos claves del entendimiento sobre la tregua es el cese de la introducción de armas y explosivos a través de la frontera entre Gaza y el vecino Egipto. Pero cabe suponer que Hamas confía en que Egipto actúe igual que hasta ahora: que no haga prácticamente nada para impedirla. Si no hay atentados en Egipto es por la firmeza de sus servicios de seguridad internos. Y si no logran impedir el contrabando a través de los túneles subterráneos entre Sinaí y Gaza, no es, seguramente, porque no puedan...
Hamas afirma que la tregua constituye una victoria de la organización. Lo que nos preocupa no es la retórica interna para dar a la gente la sensación de que ganaron, sino la convicción de los líderes que así hablan, de que si Israel aceptó el alto el fuego, es porque no puede contra ellos.
Es que fue precisamente esa convicción la que abrazó Hamas en agosto del 2005, cuando Israel se retiró de la Franja de Gaza, evacuó los asentamientos y desmanteló las bases militares en dicho territorio. Nos lo dijo personalmente Mahmud al Zahar, en su casa en Gaza, un mes antes de la salida de Israel. "Nosotros los echamos, es por nuestra resistencia que los israelíes se van". Es que el tema no es mera semántica, cuestión de interpretación, sino de visiones políticas y de percepciones que crean realidades.
Eso es lo peligroso. En agosto del 2005, en lugar de tomar la retirada israelí como buena forma de empezar de nuevo, no necesariamente un romance con Israel pero al menos, sí una etapa de reorganización interna de cara a la independencia, Hamas y sus socios optaron por intensificar los ataques contra Israel. Su lógica era que si sacaron a Israel de Gaza por la fuerza, pues mejor seguir, aunque ya no esté allí, seguir atacando también territorio soberano de Israel.
Algo de ese espíritu se vivió también ayer, supuestamente último día antes de la tregua, con una lluvia de cohetes y morteros, decenas, disparados hacia Sderot, Ashkelon y varios kibutzim aledaños. En Sderot hubo un impacto directo en un edificio, concretándose otro de los numerosos milagros regionales, con la casa vacía. En Ashkelon, hubo varias personas en shock.
Parecía como un intento, hasta último momento, de seguir disparando, lo más posible. ¿Para qué? ¿Para preparar el terreno para la tregua? No, para ver si tienen suerte y el último día, se quedan con el símbolo de algún israelí muerto, como señal de que realmente, la tregua es su "victoria".
Una tregua para preparar el siguiente crimen. Una tregua para crédulos. Una tregua para imbéciles. ¿Da tregua el cáncer? ¿o sencillamente hay que eliminarlo para sobrevivir?
Aún suponiendo que todo funcione como fue acordado, que durante seis meses no se abra fuego desde la Franja de Gaza hacia la población civil del sur de Israel-ni de cohetes, ni de morteros, cargas explosivas o disparos- , que no suceda nada que lleve a Israel a reaccionar , la situación es compleja.
En el mejor de los casos se puede hablar de escepticismo, no de alivio ni de festejos de ningún tipo. Mientras los pesimistas (¿serán ellos los realistas?) sostienen que la tregua es una catástrofe que no hará más que dar a Hamas y los otros grupos radicales un respiro que les permita organizarse, fortalecerse y prepararse para una nueva serie de choques, los "optimistas" tampoco salen a las calles con luces de bengala por la "llegada de la paz". En una situación como la actual, los "optimistas" son simplemente aquellos que creen positivo se haya dado una nueva chance a un alto el fuego, confiando en que realmente aguante medio año y no se desmorone en cuestión de días, dando paso a lo que la mayoría del país parece creer tarde o temprano llegará: un operativo militar de gran envergadura para intentar debilitar seriamente a Hamas. Pero nadie cree que con esta tregua, llega al fin la paz.
Está clarísimo que Hamas no aceptó la tregua porque quiera abrir el camino hacia un entendimiento con Israel, sino porque desea aliviar un poco la presión. Las encuestas todas muestran que en Gaza ha bajado su popularidad y que en general ha subido algo la del Presidente Mahmud Abbas, a pesar de que el control del poder en Gaza no se ha debilitado.
Pero presiones no faltan, la situación interna es difícil, y a Hamas le conviene la tregua. Cuando hay silencio, si Israel levanta aunque sea parcialmente las restricciones impuestas a Gaza en el bloqueo debido a los ataques en su contra, se estabiliza la situación y ello ayudará a Hamas. Ni que hablar de los entrenamientos y el contrabando de armas con que la organización continuará fortaleciéndose también durante la tregua.
Uno de los elementos claves del entendimiento sobre la tregua es el cese de la introducción de armas y explosivos a través de la frontera entre Gaza y el vecino Egipto. Pero cabe suponer que Hamas confía en que Egipto actúe igual que hasta ahora: que no haga prácticamente nada para impedirla. Si no hay atentados en Egipto es por la firmeza de sus servicios de seguridad internos. Y si no logran impedir el contrabando a través de los túneles subterráneos entre Sinaí y Gaza, no es, seguramente, porque no puedan...
Hamas afirma que la tregua constituye una victoria de la organización. Lo que nos preocupa no es la retórica interna para dar a la gente la sensación de que ganaron, sino la convicción de los líderes que así hablan, de que si Israel aceptó el alto el fuego, es porque no puede contra ellos.
Es que fue precisamente esa convicción la que abrazó Hamas en agosto del 2005, cuando Israel se retiró de la Franja de Gaza, evacuó los asentamientos y desmanteló las bases militares en dicho territorio. Nos lo dijo personalmente Mahmud al Zahar, en su casa en Gaza, un mes antes de la salida de Israel. "Nosotros los echamos, es por nuestra resistencia que los israelíes se van". Es que el tema no es mera semántica, cuestión de interpretación, sino de visiones políticas y de percepciones que crean realidades.
Eso es lo peligroso. En agosto del 2005, en lugar de tomar la retirada israelí como buena forma de empezar de nuevo, no necesariamente un romance con Israel pero al menos, sí una etapa de reorganización interna de cara a la independencia, Hamas y sus socios optaron por intensificar los ataques contra Israel. Su lógica era que si sacaron a Israel de Gaza por la fuerza, pues mejor seguir, aunque ya no esté allí, seguir atacando también territorio soberano de Israel.
Algo de ese espíritu se vivió también ayer, supuestamente último día antes de la tregua, con una lluvia de cohetes y morteros, decenas, disparados hacia Sderot, Ashkelon y varios kibutzim aledaños. En Sderot hubo un impacto directo en un edificio, concretándose otro de los numerosos milagros regionales, con la casa vacía. En Ashkelon, hubo varias personas en shock.
Parecía como un intento, hasta último momento, de seguir disparando, lo más posible. ¿Para qué? ¿Para preparar el terreno para la tregua? No, para ver si tienen suerte y el último día, se quedan con el símbolo de algún israelí muerto, como señal de que realmente, la tregua es su "victoria".
Una tregua para preparar el siguiente crimen. Una tregua para crédulos. Una tregua para imbéciles. ¿Da tregua el cáncer? ¿o sencillamente hay que eliminarlo para sobrevivir?
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