Porisrael.org Dori Lustron
Rechazando el terrorismo, pero no la jihad
Robert Spencerhttp://www.eldiarioexterior.com/noticia.asp?idarticulo=20784
Uno de los principales teóricos de Al-Qaeda dice rechazar el terrorismo, sin embargo la realidad siempre es otra: todo lo que hace es defender un cambio de estrategia.
Gran polvareda está levantando "La rebelión interior: Un cerebro de Al Qaeda cuestiona el terrorismo," de Lawrence Wright, en el número del 2 de junio del New Yorker. En él, uno de los principales teóricos de Al-Qaeda rechaza el terrorismo – conduciendo a que una cascada de voces tanto conservadores como progres celebren que el final de la guerra contra el terror se encuentra al alcance de la mano.
Desafortunadamente, la realidad – como es generalmente el caso -- no es tan reconfortante. Sayyid Imam al-Sharif, Dr. Fadl, el sujeto del artículo de Wright, no rechaza la idea de que los musulmanes tengan que combatir para subyugar a los infieles bajo el dictamen de la ley islámica. Todo lo que hace es defender un cambio de estrategia. Menos terrorismo, más jihad soterrada. Estas noticias no deberían hacer que los americanos vuelvan a dormir; deberían estimularlos a enterarse de las formas en las que la agenda jihadista de supremacía islámica está avanzando sin armas ni bombas.
En un pasaje clave, Montasser al-Zayyat, que Wright identifica como "abogado islamista," molesta al segundo de a bordo de Al-Qaeda Ayman al-Zawahiri al afirmar que "la jihad no debe restringirse a un enfoque armado." Esto es indicativo del optimismo a ultranza que muchos han extraído de la lectura del artículo de Wright: Zayyat no dice que la jihad no deba emprenderse contra los infieles. Todo lo que dice es que no debe restringirse a las armas. Pero muchos lectores parecen asumir que estaba diciendo lo primero.
"Zawahiri," dice Wright, "estaba cada vez más aislado. Entendió que la violencia era el combustible que mantenía en marcha las organizaciones islamistas radicales; no tenían futuro sin terror.
Eso puede ser así en el caso de algunas organizaciones. Otras, como la Hermandad Musulmana, salen adelante igual de bien sin la violencia. De hecho, la Hermandad es la principal fuerza detrás de la agenda de la jihad soterrada, que pretende (en palabras de un operativo de la Hermandad en 1991) "la eliminación y la destrucción de la civilización occidental desde dentro y `sabotear´ su miserable casa mediante sus manos y las manos de los creyentes de modo que sea eliminada y la religión de Alá salga victoriosa sobre el resto de las religiones."
¡Ah, pero no vuelan por los aires nada en la búsqueda de este objetivo! Y puesto que el terrorismo es el único aspecto del problema supremacista islámico que aparece a la vista de la mayoría de los analistas occidentales, la mayoría asume que cualquier grupo islámico no violento, hasta los que trabajan por someter a Occidente desde dentro, es un benigno moderado.
En todo caso, este grupo reformista particular, según Wright, "escribió una serie de libros y de folletos, conocida colectivamente como `las revisiones,´ en los que formalmente explican su nuevo pensamiento." Wright se encontraba con el Gran Muftí de Egipto, el jeque Ali Gomaa, para preguntarle por esto.
Wright describe a Gomaa como "un estimado defensor del Islam moderado." Desafortunadamente, es un estimado defensor del Islam moderado que apoya a Hizbulah. "Gomaa," continúa Wright, "también se ha convertido en defensor de las mujeres musulmanas, de las que dice deben tener igualdad con respecto a los hombres." Desafortunadamente otra vez, él es un defensor de aquellas mujeres musulmanas que han hablado positivamente de la violencia doméstica. "Sus tajantes condenas de las formas extremas del Islam," dice Wright, "le han valido ser objeto de odio entre islamistas e icono entre los progresistas, cuyas voces se han sido dominadas por el trueno de los radicales." Pero sus tajantes condenas de las formas extremas del Islam se han acompañado de desmentidos de las informaciones que apuntaban a que él había rechazado la pena capital islámica tradicional para los apóstatas.
Gomaa dice a Wright: "Aceptamos las revisiones condicionalmente, no como enseñanzas verdaderas del Islam sino como la interpretación de que este proceso es como la medicina de un momento concreto."
En otras palabras, las verdaderas enseñanzas del Islam incluyen el mandato para emprender la jihad contra los infieles. Pero la jihad violenta se puede aparcar temporalmente como "la medicina de un momento concreto." Es decir, momentos diferentes exigen tácticas diferentes, pero el objetivo final sigue siendo el mismo.
Significativamente, Gomaa también dice: "No hemos conocido a la persona que pueda ser devuelta del terrorismo a una vida normal."
Entonces se produce una admisión extraordinariamente importante, teniendo en cuenta las tan exageradas declaraciones del General Douglas Stone entre otros acerca de curar a los jihadistas de su jihadismo.
Tras trazar las diversas razones por las que, en la nueva opinión de Fadl, la jihad global de hoy es ilegítima, Wright nos informa de que "Fadl no condena toda actividad jihadista." De hecho, Fadl dice que "la jihad en Afganistán llevará a la creación de un estado islámico con el triunfo de los Talibanes, si Dios quiere," y que "si no fuera por la jihad en Palestina, los judíos se habrían introducido sibilinamente en los países vecinos hace mucho tiempo." Y en cuanto al 11 de Septiembre, Fadl pregunta, "¿qué bien hay en que destruyas uno de los edificios de tu enemigo, y que destruya uno de tus países? ¿Qué bien hay en que mates a uno de los suyos y él mate mil de los tuyos? … Ésa, en resumen, es mi evaluación del 11 de Septiembre."
En otras palabras, fue tácticamente estúpido. No moralmente equivocado.
Esto no es ningún rechazo de la jihad. Es simplemente un cambio en táctica. Debe hacernos todos más conscientes de, y estar en guardia contra, la jihad encubierta.
Gran polvareda está levantando "La rebelión interior: Un cerebro de Al Qaeda cuestiona el terrorismo," de Lawrence Wright, en el número del 2 de junio del New Yorker. En él, uno de los principales teóricos de Al-Qaeda rechaza el terrorismo – conduciendo a que una cascada de voces tanto conservadores como progres celebren que el final de la guerra contra el terror se encuentra al alcance de la mano.
Desafortunadamente, la realidad – como es generalmente el caso -- no es tan reconfortante. Sayyid Imam al-Sharif, Dr. Fadl, el sujeto del artículo de Wright, no rechaza la idea de que los musulmanes tengan que combatir para subyugar a los infieles bajo el dictamen de la ley islámica. Todo lo que hace es defender un cambio de estrategia. Menos terrorismo, más jihad soterrada. Estas noticias no deberían hacer que los americanos vuelvan a dormir; deberían estimularlos a enterarse de las formas en las que la agenda jihadista de supremacía islámica está avanzando sin armas ni bombas.
En un pasaje clave, Montasser al-Zayyat, que Wright identifica como "abogado islamista," molesta al segundo de a bordo de Al-Qaeda Ayman al-Zawahiri al afirmar que "la jihad no debe restringirse a un enfoque armado." Esto es indicativo del optimismo a ultranza que muchos han extraído de la lectura del artículo de Wright: Zayyat no dice que la jihad no deba emprenderse contra los infieles. Todo lo que dice es que no debe restringirse a las armas. Pero muchos lectores parecen asumir que estaba diciendo lo primero.
"Zawahiri," dice Wright, "estaba cada vez más aislado. Entendió que la violencia era el combustible que mantenía en marcha las organizaciones islamistas radicales; no tenían futuro sin terror.
Eso puede ser así en el caso de algunas organizaciones. Otras, como la Hermandad Musulmana, salen adelante igual de bien sin la violencia. De hecho, la Hermandad es la principal fuerza detrás de la agenda de la jihad soterrada, que pretende (en palabras de un operativo de la Hermandad en 1991) "la eliminación y la destrucción de la civilización occidental desde dentro y `sabotear´ su miserable casa mediante sus manos y las manos de los creyentes de modo que sea eliminada y la religión de Alá salga victoriosa sobre el resto de las religiones."
¡Ah, pero no vuelan por los aires nada en la búsqueda de este objetivo! Y puesto que el terrorismo es el único aspecto del problema supremacista islámico que aparece a la vista de la mayoría de los analistas occidentales, la mayoría asume que cualquier grupo islámico no violento, hasta los que trabajan por someter a Occidente desde dentro, es un benigno moderado.
En todo caso, este grupo reformista particular, según Wright, "escribió una serie de libros y de folletos, conocida colectivamente como `las revisiones,´ en los que formalmente explican su nuevo pensamiento." Wright se encontraba con el Gran Muftí de Egipto, el jeque Ali Gomaa, para preguntarle por esto.
Wright describe a Gomaa como "un estimado defensor del Islam moderado." Desafortunadamente, es un estimado defensor del Islam moderado que apoya a Hizbulah. "Gomaa," continúa Wright, "también se ha convertido en defensor de las mujeres musulmanas, de las que dice deben tener igualdad con respecto a los hombres." Desafortunadamente otra vez, él es un defensor de aquellas mujeres musulmanas que han hablado positivamente de la violencia doméstica. "Sus tajantes condenas de las formas extremas del Islam," dice Wright, "le han valido ser objeto de odio entre islamistas e icono entre los progresistas, cuyas voces se han sido dominadas por el trueno de los radicales." Pero sus tajantes condenas de las formas extremas del Islam se han acompañado de desmentidos de las informaciones que apuntaban a que él había rechazado la pena capital islámica tradicional para los apóstatas.
Gomaa dice a Wright: "Aceptamos las revisiones condicionalmente, no como enseñanzas verdaderas del Islam sino como la interpretación de que este proceso es como la medicina de un momento concreto."
En otras palabras, las verdaderas enseñanzas del Islam incluyen el mandato para emprender la jihad contra los infieles. Pero la jihad violenta se puede aparcar temporalmente como "la medicina de un momento concreto." Es decir, momentos diferentes exigen tácticas diferentes, pero el objetivo final sigue siendo el mismo.
Significativamente, Gomaa también dice: "No hemos conocido a la persona que pueda ser devuelta del terrorismo a una vida normal."
Entonces se produce una admisión extraordinariamente importante, teniendo en cuenta las tan exageradas declaraciones del General Douglas Stone entre otros acerca de curar a los jihadistas de su jihadismo.
Tras trazar las diversas razones por las que, en la nueva opinión de Fadl, la jihad global de hoy es ilegítima, Wright nos informa de que "Fadl no condena toda actividad jihadista." De hecho, Fadl dice que "la jihad en Afganistán llevará a la creación de un estado islámico con el triunfo de los Talibanes, si Dios quiere," y que "si no fuera por la jihad en Palestina, los judíos se habrían introducido sibilinamente en los países vecinos hace mucho tiempo." Y en cuanto al 11 de Septiembre, Fadl pregunta, "¿qué bien hay en que destruyas uno de los edificios de tu enemigo, y que destruya uno de tus países? ¿Qué bien hay en que mates a uno de los suyos y él mate mil de los tuyos? … Ésa, en resumen, es mi evaluación del 11 de Septiembre."
En otras palabras, fue tácticamente estúpido. No moralmente equivocado.
Esto no es ningún rechazo de la jihad. Es simplemente un cambio en táctica. Debe hacernos todos más conscientes de, y estar en guardia contra, la jihad encubierta.
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