El caso Olmert: No digan que ustedes no lo sabían
No digan que ustedes no lo sabían. Ustedes lo sabían. Ustedes, mimadores de Ehud Olmert, sabían que el Primer Ministro era un nuevo rico que adquirió su fortuna durante sus años como funcionario. Ustedes, la gente que forma el círculo de protección de Olmert, en el que se incluyen importantes periodistas, sabían que el Primer Ministro es un abogado que trabaja entre las regiones más grices y más oscuras de las líneas de demarcación. Ustedes sabían que antaño, cuando él era un likudnik, evitó por muy poco ser salpicado por el asunto de las facturas falsas del Likud. Ustedes sabían que como alcalde de Jerusalem, con regularidad, permaneció en muy caras suites de hotel en lugares distantes. Ustedes sabían que, como Ministro de Comercio e Industria, sus relaciones le otorgaron dudosas prebendas. Ustedes sabían que como Ministro de Hacienda trató de vender el Banco Leumí a un amigo por medio de otro. Ustedes sabían que vendió su casa por millones a una corporación misteriosa de las Islas Vírgenes. Ustedes sabían de sus plumas, de sus cuadros, del engañoso estilo de vida que llevaba ese hombre al que ustedes miman para que permanezca como primer ministro.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Ustedes lo sabían. No sobre la corrupción criminal, sino sobre la iniquidad pública. No sobre las ilegalidades, sino sobre las actitudes y comportamientos impropios. Ustedes no sabían de la existencia de Morris Talansky. Tampoco sabían que el Primer Ministro era sospechoso de disponer de dinero efectivo en secreto. Pero, seguramente, ustedes ya sospechaban que para Olmert los residentes de Jerusalem y los ciudadanos de Israel no cuentan. Ustedes sabían que Ehud Olmert no adora respetar ley y las formas apropiadas de un gobernante. Sabían que su mimado es un político ambicioso y desenfrenado.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Lo sabían. Ustedes sabían que aguantaron a Olmert durante dos años lo que no aguantaron a Benjamín (Bibi) Netaniahu durante dos días. Ustedes sabían que protegían a Olmert cuando hacia exactamente las mismas cosas que ustedes condenaron en los miembros de Comité Central del Likud y de los líderes del Shas. Ustedes lo sabían y a fin de permitir y conservar el gobierno de Olmert suspendieron su juicio moral. Sabían que a fin de mimar a Olmert, dejaron de ejercer su deber profesional y cívico. Pues, como en un eclipse, bajaron sus ojos y taparon sus oídos. No quisieron reconocer lo que sabían. Permitieron que Olmert les hipnotizara. Permitieron que Olmert se convirtiera en su colega. Permitieron que Olmert les convirtiera en sus marionetas en la web, de las que tiraba de los hilos. Se convirtieron en el baluarte de Olmert. En la franja de seguridad de Olmert. Ustedes hicieron posible la era de gobierno de Olmert.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Claro que lo sabían. Pero ustedes pensaron que la paz lo justificaba todo. Pensaron que el miedo a Bibi lo blanqueaba todo. Pensaron que la guerra contra la gran corrupción de la ocupación volvía kosher hacer la vista gorda sobre las sospechas de corrupción en asuntos como la Calle Cremieux, el Banca Leumí y el Centro de Inversión. En su búsqueda de los buenos, ustedes se enamoraron de un fraude. En el pasado, ustedes se burlaron de Uri Dan, a quién consideraron un escritorzuelo de la corte de Ariel Sharón. Pero ustedes se han convertido en figurantes de la corte de Olmert.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Ustedes lo sabían. Hubo, después de todo, unos cuantos que les advirtieron. Pero ustedes no quisieron oír. Ustedes no quisieron que nadie lo oyera. Ustedes destruyeron al interventor estatal. Vilipendiaron al fiscal general de cuentas. Trataron con condescendencia al puñado de periodistas que permanecieron distantes y en terreno contrario. Han convertido a la paz en el refugio de un sinvergüenza y al sinvergüenza en un destructor de la paz.
La verdad se conocerá pronto. Un puñado de funcionarios decididos, un fiscal estatal valiente, y un procurador general “directo al grano” harán el trabajo. Incluso aquellos que no han comprendido hasta ahora la situación vendrán para comunicar que soportamos tiempos oscuros. Cuando ese día llegue, la pregunta se planteará: ¿Qué ha pasado aquí? Parte de la respuesta estará delante de su puerta, queridos periodistas importantes. Ustedes lo sabían y ustedes se callaron. Incluso ahora, callan.
Autor: Ari Shavit
Fuente: Haaretz - Traducción: José Antonio-Safed-Tzfat (http://noti.hebreos.net/)
No digan que ustedes no lo sabían. Ustedes lo sabían. Ustedes, mimadores de Ehud Olmert, sabían que el Primer Ministro era un nuevo rico que adquirió su fortuna durante sus años como funcionario. Ustedes, la gente que forma el círculo de protección de Olmert, en el que se incluyen importantes periodistas, sabían que el Primer Ministro es un abogado que trabaja entre las regiones más grices y más oscuras de las líneas de demarcación. Ustedes sabían que antaño, cuando él era un likudnik, evitó por muy poco ser salpicado por el asunto de las facturas falsas del Likud. Ustedes sabían que como alcalde de Jerusalem, con regularidad, permaneció en muy caras suites de hotel en lugares distantes. Ustedes sabían que, como Ministro de Comercio e Industria, sus relaciones le otorgaron dudosas prebendas. Ustedes sabían que como Ministro de Hacienda trató de vender el Banco Leumí a un amigo por medio de otro. Ustedes sabían que vendió su casa por millones a una corporación misteriosa de las Islas Vírgenes. Ustedes sabían de sus plumas, de sus cuadros, del engañoso estilo de vida que llevaba ese hombre al que ustedes miman para que permanezca como primer ministro.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Ustedes lo sabían. No sobre la corrupción criminal, sino sobre la iniquidad pública. No sobre las ilegalidades, sino sobre las actitudes y comportamientos impropios. Ustedes no sabían de la existencia de Morris Talansky. Tampoco sabían que el Primer Ministro era sospechoso de disponer de dinero efectivo en secreto. Pero, seguramente, ustedes ya sospechaban que para Olmert los residentes de Jerusalem y los ciudadanos de Israel no cuentan. Ustedes sabían que Ehud Olmert no adora respetar ley y las formas apropiadas de un gobernante. Sabían que su mimado es un político ambicioso y desenfrenado.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Lo sabían. Ustedes sabían que aguantaron a Olmert durante dos años lo que no aguantaron a Benjamín (Bibi) Netaniahu durante dos días. Ustedes sabían que protegían a Olmert cuando hacia exactamente las mismas cosas que ustedes condenaron en los miembros de Comité Central del Likud y de los líderes del Shas. Ustedes lo sabían y a fin de permitir y conservar el gobierno de Olmert suspendieron su juicio moral. Sabían que a fin de mimar a Olmert, dejaron de ejercer su deber profesional y cívico. Pues, como en un eclipse, bajaron sus ojos y taparon sus oídos. No quisieron reconocer lo que sabían. Permitieron que Olmert les hipnotizara. Permitieron que Olmert se convirtiera en su colega. Permitieron que Olmert les convirtiera en sus marionetas en la web, de las que tiraba de los hilos. Se convirtieron en el baluarte de Olmert. En la franja de seguridad de Olmert. Ustedes hicieron posible la era de gobierno de Olmert.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Claro que lo sabían. Pero ustedes pensaron que la paz lo justificaba todo. Pensaron que el miedo a Bibi lo blanqueaba todo. Pensaron que la guerra contra la gran corrupción de la ocupación volvía kosher hacer la vista gorda sobre las sospechas de corrupción en asuntos como la Calle Cremieux, el Banca Leumí y el Centro de Inversión. En su búsqueda de los buenos, ustedes se enamoraron de un fraude. En el pasado, ustedes se burlaron de Uri Dan, a quién consideraron un escritorzuelo de la corte de Ariel Sharón. Pero ustedes se han convertido en figurantes de la corte de Olmert.
No digan pues que ustedes no lo sabían. Ustedes lo sabían. Hubo, después de todo, unos cuantos que les advirtieron. Pero ustedes no quisieron oír. Ustedes no quisieron que nadie lo oyera. Ustedes destruyeron al interventor estatal. Vilipendiaron al fiscal general de cuentas. Trataron con condescendencia al puñado de periodistas que permanecieron distantes y en terreno contrario. Han convertido a la paz en el refugio de un sinvergüenza y al sinvergüenza en un destructor de la paz.
La verdad se conocerá pronto. Un puñado de funcionarios decididos, un fiscal estatal valiente, y un procurador general “directo al grano” harán el trabajo. Incluso aquellos que no han comprendido hasta ahora la situación vendrán para comunicar que soportamos tiempos oscuros. Cuando ese día llegue, la pregunta se planteará: ¿Qué ha pasado aquí? Parte de la respuesta estará delante de su puerta, queridos periodistas importantes. Ustedes lo sabían y ustedes se callaron. Incluso ahora, callan.
Autor: Ari Shavit
Fuente: Haaretz - Traducción: José Antonio-Safed-Tzfat (http://noti.hebreos.net/)
En los tiempos que vivimos basta con hablar de la paz y proponerse como defensor de la misma para que todos te alaben como a un gran hombre, como si fueras un héroe. De esta forma tienes bula para meter la mano en la caja, para colocar a tus compadres, para hundir un país, para poner poner en peligro la vida de los que confiaron en él, ....
Son tiempos en los que se confunde la busqueda de la paz con la rendición preventiva, tiempos en los que se dignifica a matarifes y se les ayuda a realizar su trabajo: matar inocentes. Todo en nombre de la paz. Enriquecimiento ilícito, traición y muerte en nombre de la paz.
Solo los que deliran aceptarán que este tiparraco lleve a término su gran traición
2 comentarios:
OLMERT FUERA DEL GOBIERNO YAAAA!
Espero que lo echen antes de que regale los Altos del Golan.
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