jueves, 1 de octubre de 2009

También en Israel hay vida cotidiana

LA INCREIBLE NORMALIDAD EN MEDIO DEL CONFLICTO
Por Ana Jerozolimski
Jerusalem

.. La vida diaria en Israel, en lo relacionado a la coexistencia entre judíos y árabes, tiene una normalidad que resultará increíble a cualquier observador llegado de afuera y conocedor de la realidad únicamente en base a los titulares de la prensa mundial.

Acabo de estar en el shopping más grande de Jerusalem, el “Kenion Malja”. Como suele suceder, había allí gran movimiento .Pero lo más evidente fue la presencia de gran cantidad de árabes.

Aunque no hubiésemos sabido que los musulmanes festejan estos días Id –el-Fiter-la celebración que pone fin al mes sagrado del Ramadan-, las escenas en el shopping de Malja nos lo habrían recordado.

Familias enteras con niños de todas las edades, comprando, paseando y sentados en los restaurantes y cafés del lugar. Grandes grupos de jovencitas y muchachos-cada uno llegó con sus amigos-disfrutando de sus vacaciones por la fiesta. Cuatro chicas corrían divertidas-dos de ellas con la cabeza cubierta y otras dos de aspecto más “secular”- , hablando a viva voz, en árabe, del tercer piso hacia el segundo-por una especie de balcón abierto que permite el contacto- al descubrir, felices, a otras compañeras que habían bajado.

Evidentemente, sabían que no tenían lo que temer. Cabe suponer que así como a muchos clientes judíos en el lugar no les hacía gracia ver “tantos árabes”, a ellos, a los árabes, no les entusiasma ir al “shopping de los judíos”. Es natural....de por medio, recordemos, hay recelo y conflicto.

Pero el hecho es que a los primeros no se les ocurre hacer nada para que los árabes no vengan y a los árabes no les molesta venir. Y nadie lleva a su familia, a sus hijos, lo más querido que tiene, a un lugar donde cree que puede correr peligro.

En las distintas entradas al shopping, en cada una de las cuales hay un guardia, cada uno pasaba , como siempre, colocando su cartera o cualquier bulto que llevase , para que sean revisados, mientras que el detector de metales era el único encargado de “chiflar” si algo estaba mal. Sonaba cuando pasaba un judío que se había olvidado de sacar las llaves del bolsillo o cuando un árabe pasaba con el celular en la mano. Ambos sonaban por igual. A nadie revisaban diferente.

Y así debe ser .

Cuando nuestra querida amiga y colega , la conocida escritora y periodista Blanca Rodríguez de Canal 10 (de Uruguay) visitó Israel en noviembre del 2007, comentó que le impactó la naturalidad con la que judíos y árabes pasaban uno al lado del otro en Jerusalem , como si no hubiese conflicto de por medio.

Claro, el conflicto no desaparece porque los árabes aprovechen de un rato de ocio en Id-el-Fiter para ir a Malja. Pero sería bueno que muchos críticos de Israel se peguen un salto a ver esta parte de la realidad de todos los días....tan normal en el Estado de Israel.

Reenvia: www.porisrael.org

Recuerdo que en mi visita a Israel también me sorprendió esta normalidad cotidiana, esa mezcla de árabes y judíos en autobuses, tiendas,... muy concretamente recuerdo mi visita al Monte de los Olivos y como en una de esas cuestas interminables que suben muy empinadas había un árabe anciano con el típico burro para que los turistas se hicieran fotos, y un grupo de tres o cuatro soldados charlando y bromeando tranquilamente con él (imagino que riéndose de nosotros los guiris y nuestras pamplinas). Vida cotidiana.

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