domingo, 18 de mayo de 2008

Carta abierta a los cabrones asesinos (y a los carajotes que los apoyan en Eurabia)



NO DIGAN NAKBA, LLÁMENLO HATZMAUT
Por Mario Linovesky

Señores Gerentes Generales anche de Operaciones Suicidas de Hamás, Sociedad Criminal de Irresponsabilidad Ilimitada Don** Jaled Meshal y Don** Ismail Haniye

SUS RESPECTIVOS ESCONDITES

De mi escasa consideración:

Si acaso el cartero llegara a encontraros, ya que todos sabemos cuan ineficientes son los correos de hoy en día y que buenos sois vosotros para esconderos, agradeceré os sirváis tomar nota del presente envío y, si fuese posible y os da el coraje, acusar público recibo del mismo. Ah, os escribo en castizo rancio, aclaro, visto lo bien que os lleváis con algunos españoles entre los que no faltan muchos de sus gobernantes y periodistas, aunque ello me acarree cometer alguna que otra metida de pata, que seguramente en vuestra bonhomía sabréis disimular.

Motiva el que me dirija a vosotros acordaros que mantenéis una vieja deuda con la humanidad, la que de modo alguno ha sido saldada y por cuya finiquitación reclamo. No admito por lo tanto que sigáis haciéndoos los olvidadizos y, menos aún, que por medio de maniobras distractivas como las que son habituales en vuestro proceder, continuéis embarrando la cancha para así evitaros enfrentar el juicio histórico que os espera a la vuelta de cualquier esquina. De paso quiero también recordaros, aunque os duela, que nosotros, los de la “entidad sionista”, mañana festejaremos nuestros 60 años de independencia, y que por tal razón nos resultaría agradable reafirmar nuestra presencia en el sitio y por toda la eternidad, en paz; porque sois vosotros quienes debéis inculcaros y convenceros que de donde estamos ya no nos moveremos, ni tampoco, o menos todavía, conseguiréis echarnos con Kassams o con bombas o con terrorismo suicida.

Pero antes de exponeros los detalles de la mentada deuda (esa que conserváis bien oculta), muy pocos por cierto y sencillos de saldar si fueseis gente noble (cosa que evidentemente no sois), quiero, por cuanto la presente será seguramente leída por terceras personas, prevenir a éstas sobre vuestras turbias maniobras a fin de evitar haceros cargo del compromiso. Y resaltar al mismo tiempo que si bien sin merecerlo sois tipos de suerte, aun cuando y lamentablemente, gustéis de jugar con la muerte. Por ejemplo, a mí me está vedada hasta la intención de llamaros asesinos, criminales y otros tantos epítetos descalificadores, de esos que abundan en cualquier idioma, incluido el vuestro; no es literariamente correcto, me han hecho saber, puesto que hay formas más sutiles o civilizadas para graficaros. De modo que yo, un humilde ciudadano israelí debo guardarme de llamarlos de ese modo, ser más diplomático quieren decirme, mientras tanto que vosotros, que sois criminales y asesinos en serio… y en serie, por esa, vuestra condición, mientras matáis mis civiles al voleo, recibís en premio la visita de Jimmy Carter (ex-presidente de EEUU), como si fuerais verdaderos estadistas.

Tenéis suerte sí, pero no sois para nada inteligentes. Si con sólo hurgar en la historia reciente y prestar atención a lo que decía el decreto del mandato inglés allá por los años 20 del pasado siglo, tendríais la verdadera dimensión de vuestra fortuna y dejaríais por ello de etiquetar a la Independencia Israelí como Nakba (catástrofe) al mismo tiempo que dejaríais de molestar a vuestros vecinos sionistas; porque todo lo que se os dio posteriormente (ese territorio que se encontraba desocupado y estragado en la mayor parte de su superficie y le había sido conferido a los judíos para asegurar allí su definitiva emancipación), constituyó, arrancado de nuestra heredad milenaria, un verdadero regalo que, a causa de vuestra malsana avidez, rechazasteis. O sea que gracias a la perfidia inglesa, reiterada en todo tiempo y lugar como nadie lo ignora, se os otorgó infinitamente más territorio del que podríais haber soñado. Para crear allí una “nueva” nación árabe, claro y esto parece que lo habéis olvidado, aledaña y conviviente en paz con un país judío.

Pero vuestra codicia pudo mucho más y preferisteis quedar a través de 60 años y vaya a saber cuantos más sin nada, antes que vivir en concordia con vuestros vecinos judíos, creyendo así que algún día os quedaríais con todo. Y por tal motivo os obligasteis a comprobar como, contrariamente a vuestro proceder ahíto de asesinatos, artimañas y trampas, del otro lado de la frontera los judíos construían y avanzaban, mientras que vuestros árabes, esos que un día se aparecieron por la zona buscando trabajo, desmotivados y faltos de apego al modernismo, quedaban sumidos en una miseria que va en aumento con el paso de cada día. Y sois vosotros los dirigentes los responsables directos de la susodicha indigencia, puesto que escogisteis invertir la cuantiosa ayuda occidental que recibisteis, ora en armamentos y explosivos, ora en el robo (pequeño gran ejemplo: Suha Arafat y su vida dispendiosa), en vez de enseñar a vuestros subordinados forzosos que solamente se avanza arremangándose y trabajando. Además inculcándoles el odio a los judíos e induciéndolos a que empleen sus pocos afanes en destruir lo que ellos construyeron (v.gr.: las casas, invernaderos y plantaciones que les dejaron en Gush Katiff y que vuestra gente quemó apenas los colonos salieron de allí). Y a propósito de usar el dinero que recibisteis a paladas para fomentar la guerra en vez del trabajo, evidentemente que no estáis solos en la empresa. Tenéis el apoyo de vuestros “hermanos” árabes para hacerles la vida amarga y difícil a los judíos y mantenéis aterrorizados a los occidentales, que sumisos se avienen a vuestras demandas. Con una mezquindad tal y tan escasa visión del futuro la vuestra, que no advertisteis que con petróleo, matonismo, falsedades y bastante efectivo podréis comprar cuantos Saramagos, D’Elía o Baremboim os vengan en ganas, pero que con todo son muy exiguos en cantidad comparados a los muchos que, poco a poco, se van dando cuenta de la burda mentira que habéis montado.

Como se os mire sois nada (aunque una nada nociva y deletérea), puesto que solamente sabéis dar órdenes de matar. Ni siquiera tenéis un mínimo discurso que dé algún ánimo a vuestro sumergido pueblo. Y todo ello basado en una falacia que os impusieron los poderosos del petróleo, sabandijas a los que el Estado de Israel molesta no por razones religiosas (aunque de esto también hay algunos atisbos) sino por el, según su pensamiento egoísta y utilitario, mal ejemplo que emana de su democracia en un sitio donde pululan las dictaduras. No otro sentido tuvo el ataque de los ejércitos de Jordania, Egipto, Siria, Líbano e Irak el 15 de mayo de 1948, a las pocas horas de haber los judíos declarado su Independencia. Y a propósito, vosotros ese día, siendo como decís que sois moradores “milenarios” de ese territorio, ¿dónde estabais?. La respuesta es francamente obvia: en ningún lado. O sí, porque no pudisteis aparecer de la nada. Pero ese día no erais el milenario “pueblo palestino”, porque para fastidiar a los judíos de Israel, recién nacisteis o fuisteis inventados como pueblo en 1964 o, mejor dicho, ya que nobleza obliga, como organización terrorista bajo la sigla de la OLP.

Porque y esa es la deuda que mantenéis con la humanidad, para ser pueblo y reclamar un territorio, es necesario contar con un mínimo de requisitos de los que vosotros, retorciendo la historia, aterrando a la gente y mintiendo sin interrupción, quisisteis desentenderos. Cierta vez os lo urgieron y, a falta de argumentos, contestasteis con terrorismo, llamándolo, no terrorismo, sino Intifada que sería lo mismo; pero los tiempos se os terminaron y tendréis que dar una respuesta coherente; porque para ser pueblo deberíais haber tenido al menos una moneda, una Constitución, una historia. Y no tenéis ni por asomo la una, ni la otra, ni la tercera tampoco. De modo que, vistas esas vitales carencias, demandáis algo que evidentemente no es ni ha sido vuestro y que a regañadientes el mundo os reconoce, pero tan sólo por una presencia de facto y no porque tengáis algún derecho al reclamo. Mientras tanto que nuestro pueblo, exiliado forzoso y dueño genuino de esa tierra de la que entre romanos, otomanos y árabes nos echaron para posteriormente despreciarla y destruirla, ha vuelto para hacerse cargo de lo poco que ellos y también vosotros no depredaron y dejaron en pie y reescribir sobre dichas ruinas una historia que quisieron y quisisteis, sin éxito, borrar arteramente. De modo que antes de reclamar nada, demostrad vuestra legitimidad y con hechos o papeles, no con argucias y mentiras. Y mientras esperamos, ustedes y nosotros, por novedades al respecto, ved entretanto como este 8 de mayo de 2008 levantaremos la copa, brindando por nuestro 60 ANIVERSARIO COMO PATRIA LIBRE E INAMOVIBLE DEL PUEBLO JUDÍO TODO.

Os ruego que no toméis esta carta como una bravuconada y mucho menos la consideréis un exceso. Pero tened sí en cuenta y apreciad la levedad con que os trata nuestro tembleque e irresoluto gobierno y haced cálculos de lo que estáis perdiendo, que encima es poco debido a nuestra sujeción. Con todo, considerad también que cuando uno está en medio de una jauría de perros que ladran y también muerden, tiene la necesidad y el derecho de defenderse. Y no otra cosa es lo que hacemos los judíos, pueblo pacífico por naturaleza, en humana reacción a los innúmeros ataques solapados y letales de quienes buscan nuestra desaparición como Estado Judío.

Eretz Israel, Am Israel, ¡¡¡Lejaim ve Shalom!!!

Firma Linovesky como podría firmar yo y, estoy seguro, mucho de vosotros. Los que habéis decidido pensar por vosotros mismos en vez de dejarse llevar por la corriente aborregada de lo políticamente correcto. Los que no estais dispuestos a ser dhimines bajo la sharía. Los que apoyais a Israel, aunque solo sea porque es la única barrera de contención ante la amenaza islámica. los que no entendéis que matar a los que acuden a un centro comercial sea "luchar por la libertad".

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